La sepsis afecta en nuestro país a 50.000 personas cada año (104 casos por cada 100.000 habitantes). De ellas, 17.000 mueren. La Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) recuerda que esta cifra es 13 veces superior a los fallecidos en accidentes de tráfico, y muy superior a las muertes por algunos cánceres comunes como el de mama, colon, páncreas o próstata.
La sepsis es una “dolencia crítica que se produce cuando el cuerpo, como respuesta a una infección (que puede ser muy común), lesiona sus propios tejidos (inflamaciones) y que, en sus casos más severos, provoca un fallo agudo de otros órganos que no necesariamente estaban relacionados con la infección original, provocando un shock o fallo multiorgánico que, en un número importante de casos, provoca la muerte”, según SEMICYUC.
Es lo que le ocurrió a José Manuel Maza, fiscal general del Estado, durante un viaje a Argentina. Sufrió un proceso infeccioso generalizado que le afectó al riñón. La fiscal jefe de Cooperación Internacional, Rosana Morán, que le acompañaba en su viaje explicó que no respondió a los antibióticos y murió.
Los síntomas de la sepsis son fiebre, escalofríos, respiración rápida y ritmo cardíaco acelerado, sarpullido, confusión y desorientación.
Los médicos insisten en que cada minuto cuenta en esta patología. El Presidente del Comité Científico de la (SEMICYUC), Francisco Álvarez, asegura que“muchos enfermos que ingresan en la UCI con sepsis grave son enfermos en los que se ha retrasado su diagnóstico y tratamiento, y por cada hora de retraso se incrementa su riesgo de muerte”. De hecho, los estudios que manejan los médicos demuestran que un paciente de sepsis sobrevive en un 80% de los casos, si se le aplica el tratamiento durante la primera hora. A partir de la cuarta hora, su probabilidad de curación es menor al 50% y a partir de las doce horas la esperanza de supervivencia se limita a un 15-20%.