La lucha de un padre por la seguridad en la estación donde un tren arrolló a su hija
El mismo paso precario para atravesar las vías, la pequeña advertencia al borde del andén y un sonido de alerta que, a veces, se obstruye por el ruido. Es todo lo que hay en la estación de Areta, en Álava, para impedir lo que hace un año le ocurrió a Irune, una joven de 19 años que fue arrollada por un tren de cercanías cuando cruzaba el único paso habilitado que hay para atravesar las vías. Antes del accidente ya se había aprobado un proyecto para soterrar el paso. Un año después, el plan sigue sin ponerse en marcha. Para evitar nuevos atropellos, el padre de la joven ha emprendido una campaña con la que ha recogido casi trescientas mil firmas pidiendo un cambio en la legislación ferroviaria. En España hay 433 pasos por los que cruza el peligro. Ahora este padre se ha propuesto que, en todos ellos, la seguridad tenga una parada.