Fraguas fue borrado de la historia en 1968, cuando la dictadura expropió el pueblo y expulsó a sus habitantes. Fue el inicio del despoblamiento de la provincia de Guadalajara, que en lo que quedaba del siglo XX perdió el 40 por ciento de sus municipios.
La gente tuvo que salir, les despojaron de su identidad. Y Fraguas, pueblo desde el siglo XII, se convirtió en Monte de Utilidad Pública. Una denominación en el ordenamiento territorial que cae ahora como una losa sobre su futuro y sobre sus nuevos repobladores. Un grupo de jóvenes que en 2013 llegaron para reparar y darle vida, para recorrer el camino contrario al de sus últimos habitantes: dejar la ciudad y vivir del campo.
Una sentencia judicial les condena a un año y nueve meses de cárcel por un delito contra el ordenamiento territorial y les obliga además a pagar la demolición de lo rehabilitado. Pero la historia ha vuelto para salvar a Fraguas y a sus nuevos pobladores. El CSIC ha enviado una nota al juzgado para que paralice el derribo y se haga un informe arqueológico de Fraguas, puesto que considera que hay patrimonio que debe ser protegido. La esperanza vuelve a respirarse estos días en Fraguas.