Esta semana es la semana de la conciencia de la salud mental que significa pensar y considerar tu salud mental y de los que están a tu alrededor. Dirigido por la Fundación de Salud Mental, este año el foco está en la buena salud mental y por qué muchas personas no la tienen. Un estudio reciente de la fundación halló que sólo el 13 por ciento de las personas dicen vivir con altos niveles de buena salud mental y casi dos tercios de las personas confiesan que han experimentado un problema de salud mental, informa The Independent.
A menudo, la gente está tan ocupada y estresada en su vida cotidiana que ni siquiera se da cuenta de que está experimentando un problema de salud mental. Esto puede significar que no hablan de ello con nadie ni buscan tratamiento hasta que la situación es crítica.
Aquí te dejamos cinco síntomas de que puedes tener un problema de salud:
1.Problemas físicos: es un error creer que las enfermedades psicológicas no causan secuelas físicas. Muchas personas con ansiedad experimentan síntomas como náuseas, temblores, sudoración y ataques de pánico. Las personas con depresión pueden tener niveles de energía más bajos que el resto y, por lo tanto, les resulta más difícil cuidarse en el día a día.
2. Problemas de sueño: las personas con depresión suelen dormir más de lo normal y tener dificultades para levantarse. Por eso a menudo están agotados y no pueden realizar las actividades más cotidianas. Si lo que se tiene es ansiedad, la preocupación puede despertarlos por la noche y también aparece el insomnio.
3. Problemas de concentración: no pensar o hablar con claridad puede ser el reflejo de que algo pasa en el estado anímico. Si cuesta recordar ciertas cosas, concentrarse, si hay problemas con la puntualidad que nunca se ha tenido o tomar decisiones es un ejercicio insoportable, puede haber un problema importante.
4. Alejarse de la sociedad: cancelar actos sociales con amigos y familia o no disfrutar de cosas que antes hacía, podría ser una señal de depresión.
5. Sentimiento de entumecimiento: tener una sensación de irrealidad en la vida cotidiana que impide conectar con el entorno y otras personas puede reflejar un trastorno de estrés postraumático o una depresión.