De ahí que sea indispensable saber cómo hacer ese control sobre nuestra piel, señala emedemujer.com. Esta sencilla fórmula nemotécnica, utilizando el abecedario, te ayudará a realizar el autoexamen de los lunares que pueden convertirse en cancerígenos:
A: asimetría. El lunar no tiene forma regular
B: bordes. Si son irregulares, desiguales o poco definidos, o si han cambiado con el paso del tiempo hay que acudir al médico.
C: color. Si tiene sombras o manchas de algún color, o cambios en estos, también hay que consultar a un dermatólogo. También es importante si se aprecian tonos blanquecinos o rojos en el lunar o mancha.
D: diámetro. Si el tamaño del lunar es mayor al tamaño de una goma de borrar, vaya al médico, ya que podría tratarse de un melanoma.
E: evolución. Cualquier cambio en un lunar o mancha, o uno nuevo que aparezca, es señal de alerta.