El equipo de arqueólogos que trabaja en la zona arqueológica Pampa La Cruz, situada en Trujillo (Perú), ha localizado desde 2018 los restos de al menos 227 niños que habrían sido sacrificados en tres rituales distintos de la cultura chimú, supuestamente en los siglos XIII, XV y XVI.
El director del proyecto arqueológico Huanchaco, Gabriel Prieto Burméster, ha informado de que las investigaciones realizadas hasta el momento en la excavación, situada en el distrito trujillano de Huanchaco, han permitido determinar que hubo en esa zona al menos tres ceremonias de sacrificio, según la agencia peruana Andina.
El experto ha confirmado el hallazgo de los restos óseos de 95 niños de entre seis y 15 años y que, sumados a los 132 encontrados en 2018, elevan a 227 el total de cadáveres localizados. Todos ellos corresponderían a ceremonias de ofrenda o celebración, según se extrae de la superposición de los cuerpos, de la forma de entierro y de los artefactos localizados junto a los huesos, entre otros indicios.
"Es una posibilidad que estos sacrificios hayan sido para propiciar buenas batallas o conmemorar triunfos", ha destacado el arqueólogo, que intenta determinar junto a su equipo los motivos por los que los chimúes sacrificaban a niños y el momento en que comenzaron dichas ceremonias. La primera de ellas habría tenido lugar entre los años 1200 y 1250, la segunda entre 1400 y 1450 y la tercera entre 1500 y 1520.
"Los niños son el bien más preciado de la sociedad, ya que representan el futuro de la misma. Sin embargo, lo que queremos saber es qué cambió en los chimúes para empezar a sacrificarlos; porque los moche sacrificaban adultos, pero menores no", ha afirmado.