Según han informado diferentes medios alemanes como el periódico Welt, el acusado se ponía en contacto con familias muy devotas en las que la figura del padre estuviese ausente. Una vez que ganaba confianza con la progenitora y con sus hijos, el sacerdote pasaba largas jornadas en el domicilio familiar mientras se hacía cargo de los cuidados educativos de los pequeños.
Siguiendo esta táctica, el religioso conseguía quedarse a dormir en la casa de sus víctimas y era entonces cuando comenzaban los abusos sexuales. Los continuos delitos se llevaron a cabo en ciudades alemanas como Mainz y Deggendorf pero el miembro del clérigo también abusó de varios niños en Suiza, Italia, Austria y Polonia.
En el juicio entre las dos partes, el hombre de 53 años admitió todos los cargos que se le acusaban y el juez encargado del caso ha dictaminado una sentencia de ocho años y medio de prisión. Aún así, el magistrado ha sentenciado al sacerdote a ingresar en un hospital psiquiátrico para someterse a una terapia mientras se lleva a cabo su ingreso en la cárcel.
No será la primera vez que el acusado pase por el penal ya que el hombre de 53 años ya estuvo entre rejas entre 2003 y 2009 al cometer los mismos delitos de abusos a menores. Una vez terminada su sentencia, el sacerdote falsificó su documentación para poder entrar otra vez en la Iglesia y poder así continuar abusando de más menores.
Según ha publicado el diario Welt, el juez ha llevado a cabo esta sentencia porque valora los abusos cometidos por el sacerdote como una "terrible calamidad" y considera que el hombre "ha destruido las almas de los niños". La decisión emitida por el Tribunal del Distrito de Deggendorf ha llamado la atención de la opinión pública alemana ya que el magistrado ha declarado que "la pedofilia no es curable" pero, aún así, el religioso estará obligado a pasar terapia en el hospital psiquiátrico.