La noticia emitida por el Ayuntamiento de Madrid de retirar la solicitud de autorización para la circulación de patinetes eléctricos a las empresas pioneras en este sector en la capital (Limeo, VOI y Wind), parece destensar un poco la cuerda que ahoga a este tipo de transporte y que ya se ha llevado más de una crítica por su implantación.
En el pasado mes de agosto se registró la primera muerte de una persona a causa de un atropello por patinete eléctrico en España. Pero, previo a este suceso, vecinos de las principales ciudades de la Península (Madrid, Valencia y Barcelona) ya habían presentado quejas contra el uso de este tipo de transporte y la ola de incidentes que han dejado a su paso.
Fue precisamente en la Ciudad Condal donde se produjo el atropello a una mujer de 92 años en una calle de Esplugues de Llobregat. Dos jóvenes, que circulaban a no más de 30 kilómetros por hora, iban subidos en un mismo patinete y colisionaron contra la anciana, que sufrió un fuerte golpe en la cabeza al caer al suelo; motivo de su muerte.
También en Sabadell se produjo el fallecimiento de una mujer (de 39 años) que manejaba un patinete eléctrico y acabó chocando contra un camión durante su viaje. Ambos sucesos fueron motivos suficientes para que el Ayuntamiento de Barcelona se pusiera las pilas y se convirtiera en la primera ciudad en restringir la circulación de este transporte a los carriles bici.
Otro hombre de avanzada edad, pero esta vez en Asturias, también perdió la vida al chocar su patinete contra unas escaleras tras perder el control y resbalar sobre el pavimento mojado.
Lo ocurrido en Guipúzcoa no cobró vidas, pero sí un buen susto. En pleno mes de agosto, el dormitorio de un bloque de edificios se vio envuelto en llamas después de que un propietario dejase un patín eléctrico cargándose. Tras la evacuación del propio domicilio, confirmaron que no hubo ningún herido.
Se han detectado otros casos en los que el verdadero peligro ha sido la conducción de algunos usuarios de los denominados ‘vehículos de movilidad urbana’ (VMU).
Un mes atrás, un usuario de Twitter grabó cómo dos jóvenes recorrían la Diagonal de Barcelona subidos al mismo patinete eléctrico a 80km/h. El autor de la grabación denunciaba la falta de regulación de este transporte: "Legislen de una vez en Barcelona estas locuras”.
Otros no fueron tan afortunados de llevarse solo unos gritos y acabaron abonando una multa de 500 euros por conducir borrachos en un mismo patinete a 80km/h por una carretera de Zaragoza. Este incidente marcó un punto de partida para castigar este tipo de acciones en Barcelona, donde se multiplicaron por cuatro las sanciones por circular con riesgo, por donde no se debe o con exceso de velocidad sobre un patinete eléctrico.