El jurado popular del juicio contra César Roman, el 'Rey del cachopo', ha declarado al empresario culpable de un delito de homicidio y otro de profanación de cadáver por la muerte y descuartizamiento de Heidi Paz Bulnes, cuyo torso se halló el 13 de agosto de 2019 en una maleta localizada en una de las naves alquiladas por el acusado en el distrito de Usera.
Consideran probado, por unanimidad, que mató y descuartizó a Heidi Paz; un hecho que habría llevado a cabo cuando la víctima trató de terminar con la relación sentimental que tenía con él.
Durante la tarde de este martes, a diferencia de en otras ocasiones, el Rey del Cachopo se ha manifestado abatido. No se lo creía, y se tapaba la cara con las manos. Incluso, se le ha visto llorar; una actitud muy distinta a la que ha tenido durante el juicio con tanta suficiencia. De hecho, el abogado de la familia de Heidi ha dicho que el ‘rey del cachopo’ ha perdido su palacio: ‘Ya no es el rey, es un asesino’, ha dicho, pero no se le puede condenar por asesinato, porque faltan partes del cuerpo, no se sabe cómo murió Heidi, y será condenado por homicidio machista a un máximo de 15 años de cárcel.
El fiscal Miguel Mínguez y los abogados, de la defensa, la acusación particular y popular, han asistido a la lectura del veredicto, compuesto por los hechos, la participación del acusado y su culpabilidad.
La Sala, la Sección 26 de la Audiencia de Madrid, procederá a redactar la sentencia en base a los hechos que se han declarado probados y la calificación penal solicitada por las acusaciones en el juicio.
En su informe, el fiscal solicitó una condena de 15 años de cárcel por homicidio, con las agravantes de parenetsco y razón de género, y profanación de cadáver, por el que le pedía 5 meses de prisión.
La acusación particular reclamó 25 años de cárcel por asesinato; 3 años de prisión por maltrato habitual y 5 meses por profanación de cadáver. Su defensa pidió la libre absolución de su cliente.
El juicio quedó el pasado jueves para sentencia con la última palabra del empresario, quien rogó a los miembros del jurado que impartieran justicia en su veredicto citando a Luther King con su frase 'Una injusticia en cualquier parte, es una amenaza a la justicia de cualquier lugar'.
El fiscal cree que los hechos están acreditados a través de doce indicios que desmontan su presunción de inocencia. Uno de ellos es el móvil de Heidi en poder del acusado, dado que la Policía lo localizó en el piso que alquiló César Román en Zaragoza para ocultarse. En el terminal constaba la última llamada realizada por la joven a su pareja a las cinco de la madrugada y que sería su última conexión.
Desde que comenzase el juicio contra César Román el pasado 10 de mayo, en la Sección 26 de la Audiencia Provincial de Madrid se han vivido jornadas muy tensas. Desde la declaración de la expareja de César, atemorizada, la declaración de la madre de Heidi desmontando la defensa del acusado y su hermana, quien tuvo que salir llorando de la sala, únicamente la hermana de César salió en su defensa, pero de poco ha valido.
El juicio quedó visto para sentencia con la última palabra del empresario, quien rogó a los miembros del jurado que impartieran justicia en su veredicto citando a Luther King con su frase 'Una injusticia en cualquier parte, es una amenaza a la justicia de cualquier lugar'.
El fiscal cree que los hechos están acreditados a través de doce indicios que desmontar su presunción de inocencia. En primer lugar, habló de que el móvil de Heidi estaba en poder del acusado, dado que la Policía lo localizó en el piso que alquiló César Román en Zaragoza para ocultarse. En el terminal constaba la última llamada realizada por la joven a su pareja a las cinco de la madrugada y que sería su última conexión.
Según el fiscal, la muerte de Heidi se produjo ese día aludiendo a la pericial en la que se habló de que las larvas de insectos aparecidos en la maleta en el que se halló el torso situaban la data del fallecimiento cercano a ese día.
Otro de los indicios en el que se apoya el fiscal es el comportamiento "controlador" del acusado conforme a la declaración de Gloria, la madre de la joven, y sus exparejas, entre ellas su exmujer y madre de su hija menor.
En relación a Natividad, citó como tercer indicio los antecedentes penales al tener una condena por hechos violentos relacionados con su exmujer, con la que convivió durante catorce años.
El cuarto indicio es el conocimiento de César en manipular carne, apoyándose en la pericial de dos forenses que determinaron que el asesino sabía seccionar al cortar a la perfección el cuerpo por las articulaciones, algo propio de carniceros o cirujanos.
De igual modo, mencionó la maleta en la que se halló el tronco, reconocida por la madre de la chica y por una de las exparejas de César, Sara. El ADN del torso coincidía en un 99,991285 con el perfil genético de Gloria. Además, ese ADN se halló en un rodapié en el piso de la calle López Grass, donde vivía César antes del crimen.
También aludió a la testifical del taxista que trasladó a César a la nave la mañana del 5 de agosto de 2019 y que reconoció la maleta del crimen en la Sala. Otro de los indicios es que César era una de la pocas personas que tenían las llaves de la nave, lugar en el que iba a ubicar su sexta sidrería.
Los posicionamientos telefónicos del móvil de César en las antenas repetidoras le sitúan a las 13.00 horas del 13 de agosto de 2019 en un lugar próximo a la nave. Ese día, los bomberos hallan la maleta tras ser alertados por el conserje de un edificio próximo que alerta de un pequeño incendió y que vio a una persona echar el cierre a esa misma hora, a las 13.00 horas.
Entre otros hechos, el fiscal subrayó que la huella del acusado se halló en el tapón del bote de la sosa cáustica empleada para destruir el cadáver y cuya anilla de seguridad se localizó en el tronco de la maleta.