Un estudio recientemente publicado en la revista científica Public Library of Sciencie señala que la relación entre los progenitores nos marcará de una manera u otra en nuestras futuras relaciones. La directora de la publicación, Claire Kamp Dush, profesora asociada de Ciencias Humanas en la Universidad Estatal de Ohio, remarca que "los niños heredan y aprenden esas habilidades y comportamientos y pueden llevarlos a sus propias relaciones"
Jorge Barraca, psicólogo experto en terapia de pareja, nos confirma la influencia y nos asegura que es una de las primeras cosas que pregunta a las parejas que acuden a su consulta: “Cuando tengo una pareja en sesión, le pregunto por la relación de los padres y cómo estos resolvían sus conflictos. Es el modelo que seguimos porque es lo que hemos vivido, es como nos parece habitual ser”
Barraca explica que muchas veces no somos conscientes de esa influencia porque “las llevamos muy interiorizadas, especialmente en los primeros años de relación. Esa forma de actuar en ciertas ocasiones que hemos visto a lo largo de los años, crea unas expectativas dentro de nosotros que si la otra persona no actúa como creemos que es lo normal, no cumple con esas expectativas. Por ejemplo si en nuestros padres hemos visto siempre que uno acompañaba al otro cuando tenía que ir al médico y la pareja que tenemos no lo hace, pensamos que no le importamos, que no se preocupa por nosotros, por esa expectativa”
Si alguno de estos comportamientos son un problema en la pareja, el psicólogo nos da algunas pautas para poder corregirlo: "Lo primero que se tiene que hacer es ser consciente de ello porque está interiorizado, tanto para lo bueno como para lo malo. Reconocerlo es el primer paso para poder cambiar aquello que no nos gusta".
Jorge Barraca remarca que "al influir la vivencia en nosotros, la elección de la pareja guarda relación", pero esta elección puede tener dos vertientes, en que guarde relación con nuestro padre o madre, o que se busque todo lo contrario.
"Si se ha tenido una buena relación con el padre/madre, buscaremos algo parecido en lo que ni si quiera seamos conscientes de ello. Por ejemplo si una mujer ha tenido una buena relación con su padre, en la elección de pareja puede influir hasta un aroma o un timbre de voz que le recuerde de manera involuntaria a su padre, por el "sentimiento de seguridad, de cariño". Sin embargo, "en una mala relación se buscará todo lo contrario, se buscará una persona que no tenga nada que ver con madre/padre".
Uno de los momentos en el que los hijos se ven más claramente reflejados en el comportamiento sus progenitores, es cuando éstos se convierten en padres, viéndose actuar o diciendo frases que nunca pensaron saldrían de su boca: "El influjo de los padres a veces se ve principalmente cuando se tienen hijos. El hijo ha vivido a sus padres en el rol de padres. Sucede hasta geográficamente, a corto plazo cuando el hijo sale de casa se coge distancia, pero cuando se convierten en padres se vuelve, se aproximan, los abuelos vuelven a tener presencia. No es inmediata, es a posteriori".
Los solteros no son más especiales ni menos, con ellos suele suceder lo mismo, el psicólogo hace referencia a la obra ‘Matar a un ruiseñor’ y su autora, Nelle Harper Lee, quien en la novela al igual que le sucedió en la vida real, una hija siente tal adoración por su padre que luego ningún individuo "llega a sus expectativas como hombre y decide quedarse soltera, no se casó".