Una denuncia y la tecnología de reconocimiento facial han logrado lo que no pudo una madre coraje china que buscó durante 32 años a su hijo secuestrado sin lograr localizarlo. Li Jingzhi y su marido pudieron abrazar este lunes a Mao Yin al que unos ladrones de niños secuestraron en un hotel de Xi'an (centro de China) para vendérselo a una pareja sin hijos de la provincia de Sichuan que cuidaron de él como a un hijo propio.
El robo dejó destrozada a Li Jingzhi que durante años empapeló paredes, farolas y escaparates con la foto de hijo en el momento de su secuestro. Su historia llegó incluso a las televisiones donde esta madre coraje contó su tragedia durante años.
La repercusión mediática fue tan grande que incluso, su hijo Li Jingzhi la oyó emocionado alguna vez sin darse cuenta de que estaban hablando de él y de su historia personal.
Pero una denuncia de un caso de robo de un niño 32 años antes en la ciudad de Xí'an llevó a las autoridades policiales a retomar la investigación con la ayuda de las nuevas tecnologías de reconocimiento facial.
Los investigadores usaron una foto de Li Jingzhi de la época de su robo y la trataron hasta envejecerla a una apariencia similar a la que tendría en la actualidad.
La imagen fue metida en la base de datos de la policía china y confrontada con los millones de reconocimientos faciales que el régimen de Pekín lleva a cabo cada día de forma constante.
El resultado fue un coincidencia extraordinaria con un ciudadano de Sichuan, donde gestionaba un comercio de decoración de interiores. Posteriormente, un test de ADN permitió confirmar que era efectivamente, el niño robado. Mao creció con el nombre de Gu Ningning sin saber que había sido secuestrado y sin imaginar la existencia de sus padres biológicos.
El emotivo encuentro tuvo lugar este lunes en un acto organizado por la policía en un centro de conferencias donde Mao salió de una puerta lateral y corrió a los brazos de su madre.