Hace 13 días, cenando en un restaurante, Javier, de 12 años, empezó a encontrarse mal. "Empezó como a toser", cuenta su madre, Rocío. En cuestión de minutos el niño se puso fatal: "los pulmones se le cerraron, nos fuimos a Urgencias en una UVI móvil", recuerda todavía afectada Rocío. Javier estaba sufriendo un shock anafiláctico, la manifestación más grave de una reacción alérgica. Un shock anafiláctico que no se trata a tiempo puede ser mortal.
Después del susto inicial Rocío se ha puesto a buscar soluciones a la alergia -aún desconocida- de su hijo. "Le recetaron adrenalina autoinyectable, un dispositivo que ya viene cargado con la cantidad que necesita si sufre otro shock", explica. Ha tenido que recorrer 30 farmacias para encontrar las dos dosis que necesita (una la deben tener en casa y otra debe llevarla el niño consigo en el cole, excursiones, etc.).
"¿Qué va a pasar cuando se caduquen los autoinyectables? ¿Tendré que volver a peregrinar de farmacia en farmacia?", se pregunta esta madre. Porque sí, es cierto, la adrenalina autoinyectable no abunda en las farmacias.
El problema se remonta a enero de 2018. En ese momento el principal fabricante de los dispositivos de adrenalina autoinyectable comunicó al Ministerio de Sanidad que dejaba de comercializar su producto en España por la bajada de precios establecida por el Gobierno.
El portavoz de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), Pedro Ojeda, explica que en la Orden SSI/1157/2017 "se agrupaba dentro del mismo conjunto de medicamentos todos aquellos productos con el mismo principio activo, es decir, la adrenalina, sin tener en cuenta el dispositivo de administración".
Es decir, a partir de ese momento cuesta lo mismo una solución que hay que coger con una jeringa, medir la dosis e inyectar, que un dispositivo que viene precargado con la dosis concreta que necesita el paciente. Algunas empresas productoras de este tipo de artilugios afirmaron que "la reducción del precio hace insostenible el proceso de desarrollo y fabricación para España". Pero hay más causas para que sea difícil encontrar adrenalina autoinyectable:
Ojeda no considera que esta escasez sea un problema de salud pública, porque la cifra de personas que necesitan tener siempre a mano un autoinyectable de adrenalina es de aproximadamente un paciente por cada 10.000 personas. Pero sí debe ser "un asunto prioritario para el nuevo Gobierno". "Hay que revertir la orden ministerial que baja el precio del dispositivo. La inestabilidad política ha impedido que el Congreso dicte una nueva orden de precios de estos medicamentos", se lamenta el alergólogo.
El doctor Ojeda explica que no se puede hablar de desabastecimiento de autoinyectables de adrenalina, porque lo que hacen los mayoristas farmacéuticos es "redistribuir el stock". Es decir, cuando detectan una falta del medicamento en una región traen de otra. Otras opciones son:
Rocío sólo espera que si tiene que volver a comprar adrenalina para Javier no tenga que recorrer 30 farmacias para encontrar el dispositivo autoinyectable.