Un estudio de la delegación del Gobierno para la Violencia de Género ofrece una radiografía total de la mujer maltratada, si eso es posible, porque cada caso es una historia. Y puede contestar a esa pregunta que martiriza a amigos y familiares, y que muchas veces la opinión pública no entiende. La de esas mujeres maltratadas que aún después de una paliza le hacen la cena al marido. Las que justifican la violencia señalando alguna razón que las culpa a ellas. La mujer, según estudios recientes, aguanta mejor el dolor que los hombres.
Algunas de las razones por las que una mujer no denuncia son totalmente humanas. En primer lugar el miedo, pero también al dependencia emocional o la pena por la pareja maltratadora. Saber que tomar una decisión puede llevarle a prisión. Son los hijos uno de los mayores impulsores de atreverse a denunciar. Pero de media pueden pasar ocho años y ocho meses. Muchas mujeres, según los estudios, también esperan a que los hijos sean más mayores para abandonar el hogar o atreverse a salir adelante sin ese marido opresor.
Es duro para cualquier mujer verbalizar su situación y expresar la violencia que sufren, ya sea contándolo a trabajadores de los servicios que en cada comunidad autónoma existen para darles apoyo y asesoramiento, o bien interponiendo denuncia contra su agresor. Es un sentimiento de miedo y también de frustración, de que esa persona amada en su día, ha fallado y se ha convertido en una fuente de sufrimiento.
Así lo concluye un estudio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, realizado por la fundación Igual a Igual, a partir de la entrevista a más de 1.200 víctimas. El 89% de ellas afirmó haber sufrido violencia psicológica; el 68% violencia física; el 42% violencia económica; el 25% violencia ambiental y el 23% violencia sexual. Asimismo, un 15% de ellas ha sufrido todas las violencias catalogadas.
En este análisis del tiempo medio transcurrido desde que la mujer víctima comenzó a sufrir violencia de género hasta que solicitó ayuda o denunció, también se estudian las razones que llevaron a las mujeres a pedir ayuda o denunciar. La gravedad de los daños psicológicos y físicos que sufrieron es el principal motivo, según declaró la mayor parte de las mujeres víctimas de violencia del estudio.
En concreto, en un 54% de los casos, las víctimas afirman que les impulsó el hecho de encontrarse "psicológicamente muy dañada", mientras que para un 41% fue la 'última agresión' --es decir, el daño sufrido en un episodio concreto-- lo que les llevó a expresarse. Otra de las razones, citada por el 30% de las mujeres entrevistadas, es la percepción de que los hijos ya se estaban dando cuenta de la violencia en el hogar. Con un porcentaje del 27%, le sigue como motivo el "apoyo de una persona del entorno de la víctima que la anima a pedir ayuda".
Por territorios, el tiempo medio para verbalizar esta violencia es mayor en la Comunidad de La Rioja, con una media de 12 años y 7 meses; seguida de Aragón, con 12 años y 6 meses, Canarias, con una media de 11 años y 9 meses, País Vasco, con 11 años y 7 meses, y Extremadura, con 11 años y 3 meses. Por su parte, las autonomías con datos menores a la media han sido Murcia, con 4 años y 5 meses, Asturias con 6 años y 3 meses, y Comunidad Valenciana con 7 años y 4 meses.
Entre las causas que impiden o retrasan que una mujer salga de la situación de violencia de género destaca "el miedo a la reacción del agresor", con un 50% de las respuestas obtenidas; así como creer que podía resolver este problema sola, respuesta contestada por un 45%.
Un 36% de las mujeres entrevistadas apuntan que 'no se reconocían como víctimas' y un 32% dice que se sentía culpable y responsable de la situación; y el 29% argumenta que sentía pena por el agresor. La falta de recursos económicos y la vergüenza a contar lo sucedido son los siguientes motivos, esgrimidos por un 28% de las víctimas que han participado en el estudio.
En este mismo apartado sobre los factores que influyen en la tardanza en denunciar, se concluye que existe una correlación entre la edad de la víctima y el tiempo que tarda en dar el paso para pedir ayuda ya que el estudio muestra que las mujeres de menos de 35 años son las que reaccionan antes.
La media más baja es la del grupo de víctimas comprendidas en el tramo de edad entre los 18 y los 25 años (2 años y 10 meses), seguidas de las menores de 18 años, con una media de 3 años y 5 meses, y las de 26 a 35 años, con una media de 4 años y 6 meses. Por el contrario, las mujeres mayores de 65 años son las que más tiempo han empleado en tomar esta decisión, siendo la media obtenida de 26 años y 3 meses; seguida de 19 años y 8 meses para el tramo comprendido entre los 56 y los 65 años; y de 12 años y 8 meses para las mujeres que se sitúan entre los 46 y los 55 años.
Asimismo, se concluye que las cargas familiares están actuando como freno para salir de la relación violenta. En concreto, las mujeres con tres o más hijos tardan una media de 12 años y 2 meses; y las que tienen dos hijos una media de 10 años y 2 meses. De hecho, el menor tiempo empleado es para el grupo de mujeres que no tienen hijos, que tardan 3 años y 5 meses en contar su caso.
Tal y como se ha comprobado, las mujeres víctimas de violencia que convivían con su agresor han tardado en expresarse 10 años y 5 meses, es decir, un tiempo significativamente mayor que la media (8 años y 8 meses). El 74% de las mujeres participantes señalan que se encontraba conviviendo con él en el momento que comienzan a sufrir violencia de género, si bien hay un descenso notable cuando decide pedir ayuda o denunciar, pasando al 52%.
Asimismo, en el grupo de las mujeres casadas el tiempo que se tarda en verbalizar es más largo, con una media de 12 años y 1 mes, por lo que se deduce que ese factor es otro de los que retrasa que la decisión sea tomada antes.
De igual forma, el nivel de formación de la mujer víctima de violencia de género también puede estar influyendo en el tiempo de tomar la decisión. Así, mujeres con estudios universitarios han mostrado un menor tiempo, siendo de 7 años y 1 meses.
De hecho, el 64% de las mujeres víctimas confesaban que dependían de los ingresos del agresor en el momento de comenzar a sufrir violencia y el 44% seguían en esta situación en el momento de pedir ayuda, por lo que, según el estudia, "se puede concluir que la dependencia económica" de estas mujeres "ha podido influido en el sostenimiento de la situación de violencia a lo largo del tiempo".
Por último, el desconocimiento de los recursos, del procedimiento judicial y el temor al mismo aparecen como otras de las razones que han llevado a la víctima a tardar más tiempo en denunciar. La respuesta "porque pensaba que no me podrían ayudar" representa un 15% de las razones consideradas por las mujeres participantes en el estudio, o "porque no sabía dónde dirigirme ni cómo pedir ayuda", con un 21%, o "el miedo y desconocimiento al proceso judicial" con un 19%.
En cuanto a la variable discapacidad, el tiempo es mayor a la media en las mujeres víctimas de violencia de género que afirman poseer, tanto alguna discapacidad física como alguna psíquica, siendo el tiempo empleado en verbalizar su situación de 14 años y 5 meses. En las que tienen una discapacidad física reconocida la media es de 14 años y 3 meses.