En este tipo de casos, los puntos se regalan entre familiares, de los padres a los hijos, entre el matrimonio o, incluso, de los abuelos a los nietos. Hasta ahora se desconocía el número de conductores que lo hacían, pero se han calculado unas 58.000 personas. Una parte de los conductores desconocen qué sanciones quitan puntos o la cantidad de ellos que restan.
La infracción más habitual es el uso del teléfono móvil, que supone pérdida de puntos. Además, DGT quiere aumentar esta pérdida cuando se usen aplicaciones o redes sociales al volante. El Director General de Tráfico, Pepe Navarro, se ha manifestado sobre esto, ironizando que "el abuelo o la abuela que identificaban como conductor en el radar es porque tenían permiso", pero muchas veces no iban realmente al volante.
Cuando llega la sanción del radar con pérdida de puntos el verdadero infractor identifica a otra persona, al que se le reducen puntos del carné. Aún existen anuncios en internet para la venta de puntos. Muchos reconocen haber utilizado puntos de otros o que han usado sus propios puntos.
Esta falsificación es imposible de detectar. Ángeles de Miguel, asesora jurídica de Real Automóvil Club de España (RACE) aclara cómo se suele hacer este fraude sin que puedan detectarlo: "pagarán la multa, le descontarán los puntos y de alguna manera queda en la esfera privada". Mientras el verdadero infractor sigue al volante.