La segunda ola del coronavirus no da tregua y se expande imparable por España y toda Europa. “Hay muchísima preocupación por la situación en la que estamos en nuestro país con un incremento de casos diario. Hemos dicho y reafirmamos que afrontamos semanas muy duras. No nos engañemos. Esto va a ser así. Como hemos dicho en días recientes la segunda ola en Europa y España no es una amenaza, es una realidad: está aquí”, dijo el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en su última comparecencia pública en Moncloa.
Lo manifestó el mismo día en que se anunciaba el documento de ‘Actuaciones de respuesta coordinada para hacer frente a la pandemia por covid-19’, destinado, precisamente, en fijar un marco de actuación común para todas las comunidades autónomas con el objetivo de frenar la segunda ola mediante una acción conjunta. Y para ello, todos tienen claro lo que las autoridades sanitarias, nacionales, regionales o internacionales, han repetido por activa y por pasiva: la prevención es clave, y la movilidad expande el virus.
Por esto último, precisamente, durante esta última semana las comunidades autónomas, después de que cogiese fuerza la idea del toque de queda, aplicado en Francia, nuestro país vecino, así como en otras naciones de Europa, han salido en tromba para solicitar al Gobierno la aprobación de un estado de alarma, la herramienta que el Ejecutivo ha defendido desde el primer momento como la única que plantea un aval jurídico claro para restringir la movilidad en todo el territorio así como la más “eficaz” para atajar la transmisión comunitaria. El propio ministro de Sanidad, Salvador Illa, se encargó de asegurarlo una vez “doblegada la curva” de la primera ola: “El estado de alarma ha funcionado”, defendió una y otra vez. Y hoy, de nuevo, el estado de alarma es una realidad, pero en un marco diferente, en el cual las distintas regiones han potenciado su capacidad diagnóstica y la gran apuesta del Ejecutivo, como precisó la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, es la cogobernanza y la “máxima flexibilidad”. “Desde la cogobernanza, avanzamos más”.
En este escenario, y desde la perspectiva de que todos y cada uno de los mandatarios han de poner de su parte de forma conjunta para aplacar un virus que se demuestra todavía hoy en auge, garantizar las medidas de prevención del contagio y restringir la movilidad es una obsesión necesaria. Por esta razón, tanto el Gobierno como las distintas autonomías saben que es vital evitar los desplazamientos masivos, controlando con especial atención fechas claves que tenemos por delante en un calendario que cabalga ya entre el otoño y el invierno, las estaciones predilectas de los virus respiratorios, en las que el coronavirus amenaza con volver a causar estragos. Por delante, varias fechas:
Después, la Navidad. Por eso, el objetivo, que debería ser acometido por todos, también con la responsabilidad individual de los ciudadanos, es llegar a las fechas navideñas en un escenario lo más suave posible habida cuenta de que, en estos momentos, como manifestase el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, está en “fase claramente ascendente”.
A la espera de la actualización del balance este lunes, la incidencia acumulada en España se eleva ya hasta los 361,66 casos por 100 000 habitantes en los últimos 14 días. En la última semana han sido casi 90 000 los contagios que se han registrado (89 872), y 655 las muertes por covid-19; una dramática cifra que constata de nuevo la gravedad de la situación.
Además, nuestro porcentaje de camas convencionales de hospital ocupadas se eleva a 12,11%, mientras ese mismo porcentaje, en lo que se refiere a camas de UCI, asciende hasta el 22,48%, con algunas comunidades o ciudades autónomas alcanzando el 66,67% como Melilla, o el 38,96% como Madrid; lo que refleja la variabilidad geográfica existente en España, que no obstante se va rebajando a medida que la transmisión continúa aumentando también en otras regiones.
Así las cosas, España, que ya suma más de un millón de contagios desde el inicio de la pandemia, vive ahora mismo con siete comunidades autónomas en riesgo extremo, y por ahora la tendencia no invita al optimismo