Puede estar inmunizada más población de la que creemos: te explicamos por qué

  • El estudio de seroprevalencia realizado por el Ministerio de Sanidad habla de un 5% de inmunizados, pero sólo ha medido la producción de anticuerpos frente al coronavirus, no el resto de la respuesta inmune

  • Hablamos con virólogos para explicar cómo funciona la respuesta inmune: "la inmunidad es algo mucho más genérico y más complejo que la producción de anticuerpos contra el virus"

  • Virólogos como Margarita del Val piden que se estudie mucho más la inmunidad celular frente al SARS-COV-2, pero de momento no hay test disponibles para hacerlo de forma masiva

“Decir que sólo el 5% de la población está inmunizada es una burrada. La inmunidad es mucho más que la producción de anticuerpos”. Lo advierte Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología la Universidad San Pablo CEU, que cree que sería importante explicar que el estudio de seroprevalencia que se ha hecho en España por parte del Ministerio de Sanidad sólo mide la producción de anticuerpos contra el SARS-COV-2. “Es lo que se llama seroconversión: que una persona haya producido anticuerpos específicos, que antes no tenía, contra un virus nuevo. Eso es lo que han medido en este estudio”. Y eso no es la inmunidad. No toda, al menos.

El matiz es importante. Porque “la inmunidad es algo mucho más genérico y más complejo que la producción de anticuerpos contra el virus. Una cosa es tener inmunidad y otra cosa es haber generado anticuerpos, que es sólo una parte de esa inmunidad”. Nistal advierte de que se está hablando de “anticuerpos” como sinónimo de “inmunidad”, al interpretar los resultados de este estudio y de algunos otros que han salido recientemente. “Al hablar de este estudio hablamos sólo de la “inmunidad de anticuerpos”, habría que especificar que era eso lo que se medía, que era eso lo que se buscaba”.

Entonces ¿podríamos estar hablando de una inmunidad de la población mucho mayor? “Sí, seguro. Que sólo un 5% tenga anticuerpos no significa que el 95% restante no tenga inmunidad, puede tener otro tipo de inmunidad”, advierte Nistal. Y se refiere, sobre todo, a la inmunidad celular, que en su opinión sería clave estudiar más para conocer el nivel de inmunidad real de la población. Son muchos los virólogos que advierten de ello desde hace semanas, entre otros una de las más veteranas en este campo, la viróloga, inmunóloga e investigadora de CBMSO Margarita del Val.

Nistal cree que el porcentaje de inmunizados aumentaría mucho si se estudiase también la respuesta celular frente al coronavirus. Del Val también cree que aumentaría, pero es más cautelosa al respecto: “Creo que aumentaría el porcentaje de inmunizados, sí, pero no tanto como para que cambie demasiado la situación”, asegura. Y cree necesario, también, matizar que el estudio que se ha hecho sólo mide la llamada “respuesta humoral” del sistema inmune: los anticuerpos. “Sólo se han buscado anticuerpos, no se ha mirado la inmunidad. Podría ser que hubiese otras personas con inmunidad celular que no se están detectando”.

De hecho, Del Val señala un dato relevante del estudio: “de todas las personas positivas por PCR, 17 de cada 100 han dado negativo en anticuerpos”. Y propone tres causas posibles: “O bien el test ha fallado en su sensibilidad, o bien no hay anticuerpos porque todavía no se habían producido en esas personas, o bien tenían inmunidad celular y no han generado anticuerpos”. La inmunidad celular explicaría sólo en parte, por tanto, ése 17% de casos sin anticuerpos, pero es una parte esencial de nuestras armas de defensa contra el coronavirus, que tanto Nistal como Del Val creen que “no se puede dejar de lado, habría que estudiar mucho más”. Es importante, por tanto, entender qué es y cómo funciona la inmunidad celular.

Qué es la inmunidad celular

Para llegar a ella, ambos virólogos nos instan a retroceder unos cuantos pasos, y empezar por diferenciar los dos tipos de inmunidad que tenemos. La innata y la adaptativa.

  • Inmunidad innata: el conjunto de armas que tiene el cuerpo para luchar contra el virus.

En ella encontramos los mecanismos que activan la respuesta del organismo cuando lo detecta. “Es como si una célula encendiera una luz que activara a otras células del cuerpo para luchar contra el virus. Esas señales de luz son las que activan la conexión entre la respuesta innata y la adaptativa, las que ponen en marcha la adaptativa para que empiece a reaccionar”, explica Nistal. Y esa reacción puede ser de muchas formas, pero “lo primero es el reconocimiento del virus, hacerle la ficha”.

  • Inmunidad adaptativa: la respuesta del organismo, una vez que el virus está "fichado". Esa respuesta es de dos tipos: humoral y celular.

Humoral: la de los anticuerpos, que son secretados por unas células que se llaman linfocitos B. Hay varios tipos de anticuerpos y no todos se producen a la vez. Al principio de la infección se producen IGM, después IGG y algunas veces también IGA (en las mucosas). El estudio de seroprevalencia, como la gran mayoría de test serológicos que se realizan de momento, sólo buscaba los IGG y los IGM. No detecta los IGA.

Celular: la que ponen en marcha los linfocitos T. Estos linfocitos T son de dos tipos. Están los citotóxicos, que matan a las células infectadas, "algo así como las fuerzas de ataque que destruyen a las células que están replicando al virus, son capaces de destruir al enemigo”. Y están los colaboradores, que son “como las fuerzas de apoyo", porque estimulan tanto a los citotóxicos -los que matan al virus- como a los B -los que producen anticuerpos para luchar contra él-. Estos linfocitos T colaboradores, además, se pueden transformar en linfocitos de memoria, que pueden proteger el organismo durante décadas frente a un patógeno específico.

Es decir, que los anticuerpos son sólo uno de los mecanismos que el organismo genera para defenderse. Sabiendo esto, entonces, surgen algunas preguntas. ¿Siempre se activan las dos respuestas, la celular y la humoral? ¿Siempre son necesarias las dos o bastaría con la celular? Y si la inmunidad celular es tan importante, ¿por qué no se está estudiando?

Inmunidad celular y humoral: cuantas más armas, mejor

“Cuando algo extraño entra en un organismo todo el sistema inmunitario se pone a funcionar, y generalmente aparecen las dos respuestas, la humoral –los anticuerpos- y la celular. Cuando solo se miden anticuerpos se suele dar por hecho que la otra inmunidad está funcionando”, explica Margarita del Val.

“En general no basta con la respuesta humoral, con los anticuerpos. Es imprescindible la celular. Esto lo sabemos porque lo hemos visto en otros virus, como el virus del SIDA, o por los catarros que se quedan en catarros y no van a más, precisamente gracias a la respuesta celular”, explica Estanislao Nistal. “Lo ideal sería saber que tienes activas las dos respuestas. Si tengo una buena respuesta celular, mi organismo va a responder antes y va a responder mejor, porque las dos son complementarias”. ¿Y puedes responder solo con la celular, sin necesitar anticuerpos? “Sí, por supuesto”.

Para explicarlo, Del Val también recurre al campo de batalla. “Cuantas más armas tengas mejor, si tienes al Ejército de Tierra, al de Mar y al de Aire, vas mejor servido. Aunque la respuesta también depende del tipo de virus al que nos enfrentemos. Este aún no lo conocemos del todo, pero yo apostaría a que es de los que tienes que tener las dos respuestas, las dos inmunidades, para luchar contra él”. Y explica por qué. “Porque se parece mucho al SARS de 2003 y al de la bronquiolitis de los niños, por ejemplo, que entran por fusión en las células, al igual que este coronavirus. Utilizan esa actividad de fusión para infectar y los anticuerpos no les pillan, hace falta la inmunidad celular para eso”.

No se estudia porque todavía no hay test para ello

Estudiar la inmunidad celular es mucho más complicado que estudiar la inmunidad de anticuerpos, algo que se está realizando con analíticas del tipo ELISA o con test rápidos. Las pruebas para medir la repuesta celular serían mucho más complejas y de momento, no hay capacidad ni técnicas disponibles para hacerlo.

“Ahora mismo, no hay un test en el mercado que sirva para ver la inmunidad celular de forma masiva. Nosotros estamos queriendo desarrollar uno, de hecho. Los chinos no lo han hecho. Siendo tan importante la inmunidad celular, se está dejando de lado. No lo entiendo”. Nistal lamenta la situación. Del Val también, y de hecho, la viróloga lleva tiempo insistiendo en que esto hay que investigarlo más. “No podemos olvidarnos de ella. Se tienen que empezar a hacer estudios de inmunidad celular con la población”, insiste. Porque además, explica, conocerla es básico de cara al desarrollo de la vacuna.

“Uno se fía de que si la vacuna es suficientemente compleja va a inducir las dos respuestas, pero el problema es que las vacunas más sencillas -por ejemplo, la de Moderna- puede que no las induzcan. Esto es algo que ya pasó, por ejemplo, con la vacuna de la Hepatitis B, que hay personas que no generan inmunidad celular, y como la vacuna no induce las dos respuestas, estas personas no quedan protegidas. Es más seguro producir una vacuna que induzca los dos tipos de inmunidad: la celular y la humoral, frente a este virus no podemos dejar descolgado a nadie”, advierte Del Val.

De momento, no hay test rápidos ni baratos para estudiarla. “Pero se pueden y se deben hacer”, insisten ambos virólogos. “Si queremos saber qué inmunidad real tenemos frente a este virus, hay que hacerlos”. Porque lo que se ha hecho hasta ahora es un estudio serológico, “que habla del grado de infección del virus, pero del grado de inmunidad que tienen las personas. Ese sería otro estudio. Si quieres saber si la población está realmente protegida lo tienes que hacer”, insiste Nistal.

Buenas noticias: tenemos más armas contra el virus

Llegados a este punto, una cosa ha quedado clara: la respuesta de anticuerpos no lo es todo. Y con ello, volvemos al principio. La inmunidad real de la población frente al nuevo coronavirus puede ser mucho mayor que ése 5% que tiene anticuerpos. “Yo confío en que sí”, asegura Nistal.

Porque a todo esto hay que añadir la llamada "inmunidad cruzada": la generada por haber tenido relación con coronavirus anteriores, como los del resfriado común. “Por un lado, podemos tener personas que hayan desarrollado inmunidad celular y no humoral, que no hayan generado anticuerpos. Por otro, están las personas que hayan podido desarrollar inmunidad cruzada por su relación pasada con otros coronavirus".

Es lo que apunta este reciente estudio, publicado en la revista Cell, en el que los investigadores descubrieron linfocitos de memoria contra algún fragmento del SARS-COV-2 en sangre recogida de donantes sanos hace años, entre 2015 y 2018. El 50% de los que estudiaron los tenían.

Pero todavía hay más, añade Nistal, "también están las personas que hayan estimulado mucho su inmunidad innata y que esté siendo muy efectiva en su lucha contra el virus (algo que todavía se está empezando a estudiar)”.

Saber todo esto invita a un cierto optimismo, o al menos, a que el jarro de agua fría que supuso conocer el resultado del estudio de seroprevalencia no sea de agua tan fría, sino tibia. “Falta mucho por estudiar en este tema de la inmunidad. Pero lo que ya estamos viendo es que la respuesta de nuestro sistema inmune frente a este virus es muy amplia, y eso es buena noticia. Este virus estimula todo nuestro sistema inmunitario y eso significa que le podremos combatir bien”, zanja Del Val. La batalla continúa. Y los anticuerpos, recuerden, son solo una de las armas con las que contamos para batir al enemigo.