Teresa Carmona, la española de 42 años fallecida en el accidente de autobús en Costa de Marfil, "dedicaba su vida a los demás". En su vida personal, los últimos años, junto con sus hermanos, cuidaba con gran ternura de sus padres, ambos con alzhéimer.
A pesar de ser licenciada en Derecho por la Universidad de Navarra, dedicó gran parte de su vida a la enseñanza y llevaba años como subdirectora del colegio barcelonés Canigó, además estaba implicada desde hace varios años en actividades solidarias del colegio Bonaigua, de la misma ciudad, desde donde han destacado su "potente" perfil educativo.
Una persona con "la sonrisa franca, la mirada limpia y transparente" "siempre atenta a todo, dispuesta a ayudar, sin querer hacer sombra a nadie, dejando que los demás brillaran, incluso con la luz que ella les prestaba" así la define Javier Vidal-Quadras en su blog, un abogado y escritor amigo de la infancia de Teresa. En su post dedidado a la profesora, añade que coincidió años más tarde y en varias ocasiones con ella y destaca su generosidad y buena actuación como numeraria del Opus Dei.
"Te despedías feliz de ir ahora a ayudar en África y... Gracias, Teresa, por tu alegría y bondad." escribe en su cuenta de twitter Maria del Mar Alier, una compañera del colegio Canigó. Carmona cogió un vuelo al país subsahariano para dirigir a un grupo de estudiantes en una "actividad de promoción social" en un campo de trabajo.
Le apasionaba el deporte y la música. Jugaba habitualmente al tenis y tocaba la guitarra y el acordeón, símbolo de la vitalidad y la alegría que la caracterizaban y que trasladaba a cada reto o tarea.
Parte de de sus vacaciones de verano a proyectos solidarios. En este viaje que se realizaba por segundo año e iba a prolongarse durante dos semanas, tenían previsto pintar un pabellón del colegio, favorecer la atención sanitaria e impartir clases de español e higiene entre otras muchas actividades.
Ella impulsó este proyecto en Costa de Marfil para fomentar la preocupación social entre estudiantes. Fruto de la experiencia, este año volvía a organizarlo y emprendió el viaje con gran ilusión.
Las 27 estudiantes y las 3 monitoras que participaban en el proyecto ponían sus talentos y competencias al servicio de los más desfavorecidos del país, como así lo recogen en el portal web del colegio Bonaigua, un colegio mayor femenino relacionado con el Opus Dei y adscrito a la Universidad de Barcelona.