Tras esa denuncia, los agentes exploraron a la niña y, desde el primer momento, dieron credibilidad a su relato gracias a la riqueza y amplitud de datos descriptivos que aportó sobre las circunstancias en las que se cometieron los abusos.
Esto hizo que comenzaran a practicar las diversas pesquisas y gestiones para identificar al profesor, un hombre casado de 39 años, que posteriormente fue detenido.
De las actuaciones practicadas se confirmó la veracidad de los hechos denunciados poniendo de manifiesto cómo el profesor habría abusado de la confianza de la menor y de su superioridad, en el marco de la relación docente-alumna, para conseguir su propósito criminal durante más de tres años consecutivos.
LA CONTROLABA Y ACOSABA CON CARTAS Y LLAMADAS
El tutor sometió a su alumna a un fuerte control de sus actividades, imponiéndole una serie de obligaciones diarias para saber en todo momento qué hacía y con quién se encontraba. Es decir, le mandaba una gran cantidad de deberes, así tenía la seguridad de que realizaba en todo momento lo que él quería.
Durante este periodo de tiempo la víctima no contó lo que sucedía a ninguna persona, ni tan siquiera a sus padres. Sin embargo, cuando la menor tomó verdadera conciencia de la situación en la que se hallaba, decidió enfrentarse a su agresor y cesar los abusos sexuales que estaba sufriendo.
El profesor, que no aceptaba el rechazo de la menor, comenzó a acosarla constantemente con llamadas telefónicas, llegando a realizar más de 3.000 en un año, mensajes continuos y numerosas cartas de amor, para impedir el cese de esa relación, mostrando unos celos enfermizos e incluso llegando a amenazar a todos aquellos chicos que tenían algún tipo de contacto con la víctima.
Asimismo, el acoso y las amenazas se extendieron también a las redes sociales de las que la menor era usuaria. El profesor está acusado de los delitos de abusos sexuales continuados, acoso sexual y corrupción de menores, decretando la autoridad judicial su ingreso en prisión incondicional por tales hechos.