De 21 años, pero con aspecto de tener diez más, inscrito en un conocido portal de empleo como médico, nacido en Sabadell y vecino de Terrassa, J.G.O. se coló en el Hospital Sant Joan de Déu de Martorell (Barcelona) en plena pandemia de COVID-19 haciéndose pasar por médico. Ahora duerme en la cárcel por firmar un certificado de defunción sin ser facultativo.
La Fundación Hospital Sant Joan de Déu de Martorell ha decidido ejercer la acusación como parte perjudicada contra este falso médico, que llegó a hacer una guardia completa de 12 horas el pasado 6 de abril en este hospital, ha confirmado a Efe el director gerente del centro sanitario, Manuel Álvarez.
¿Cómo pudo ejercer de médico en un hospital una persona sin titulación? La situación extrema de los hospitales durante esta crisis sanitaria tiene la respuesta.
Álvarez reconoce que el área de recursos humanos, cuando contrata a personal sanitario, tarda varios días en revisar toda la documentación de médicos y enfermeras para certificar y acreditar su titulación, pero aquellos primeros días de abril, cuando en Cataluña morían un centenar de personas diarias por COVID-19 y miles de profesionales sanitarios estaban de baja por haberla contraído, urgían médicos.
"Todo el mundo buscaba médicos", admite Álvarez, que explica que el chico aportó toda la documentación, eso sí, en fotocopias, que le acreditaba como médico, aunque resultó estar falsificada.
El fingido médico llevó al hospital la documentación (que decía que había nacido en 1989 y tenía 31 años), incluso nóminas de otros centros sanitarios en los que presuntamente había trabajado, el sábado día 3, y se incorporó el lunes día 6, primero para hacer 8 horas de formación, y de inmediato, por la necesidad de facultativos, a una guardia de 12 en urgencias.
"Nunca estuvo sólo, formaba parte de un equipo multidisciplinar en Urgencias y nunca tuvo una actuación clínica que afectase a ningún paciente", ha asegurado Álvarez, que admite que llegó a prescribir dos medicamentos que no se sabe si llegaron a ser administrados.
Lo que sí pasó es que, estando en la guardia de Urgencias fue requerido desde planta para certificar la muerte de un hombre, José, de 79 años, cosa que hizo diligente el falso facultativo.
Alguna cosa debieron sospechar en el hospital cuando revisaron la documentación y encontraron anomalías en una de las fotocopias. Le llamaron por teléfono a su casa, en Terrassa (Barcelona) el martes día 7 y él colgó el teléfono.
Le habían descubierto. Los responsables del hospital avisaron a los Mossos d'Esquadra y éstos, al día siguiente, 8 de abril, le detuvieron ¡en una clínica privada donde también pasaba consulta! y registraron su domicilio con una orden judicial.
Para sorpresa de los investigadores, encontraron en su vivienda material real de cuerpos sanitarios y de emergencias, utensilios que usan habitualmente bomberos, personal de protección civil, de la Cruz Roja, del SAMUR y del Servicio de Emergencias Médicas (SEM), incluso una emisora de radio.
Los investigadores tratan ahora de reconstruir la vida del joven para saber si ha podido ejercer el intrusismo también en otras profesiones y desde cuándo pasaba consulta en la clínica privada.
El director gerente del Hospital de Martorell afirma que aportó nóminas de algún centro sanitario de Madrid, donde están averiguando si también pudo ejercer fraudulentamente.
Álvarez ha explicado a Efe que están revisando toda la actuación que tuvo J.G.O. en las pocas horas en que jugó a ser médico para aportarla al juzgado de Martorell, que decretó su ingreso en la prisión de Can Brians acusado, de momento, de delitos de falsificación de documento público e intrusismo profesional.
"No tuvo ninguna actuación clínica sobre ningún enfermo, sólo le llamaron para que firmase la certificación de defunción de un paciente", ha insistido Álvarez, que lamenta que ello haya afectado a los familiares del difunto, que han iniciado acciones legales contra el hospital.
"No nos había pasado nunca", ha asegurado el director hospitalario, que culpa del engaño que sufrieron a "la urgencia de los procesos de cambios de organización que tuvimos que acometer" por la pandemia.
Álvarez afirma que lo bueno del caso es que le denunciaron, que ha sido descubierto y encarcelado, por lo que ya no puede ejercer fraudulentamente en ningún sitio