Primero una cama y luego un trabajo: las prioridades de los sintecho

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Cuando a Juanlu se le pregunta qué pediría para salir de la vida en la calle, si un trabajo, su respuesta es concisa, hasta cortante. Tres años en lugares como el que duerme hoy, una tienda de campaña bajo el precario techo de un edificio abandonado junto al mar, le han llevado a una conclusión, lo primero que necesita no es un trabajo, es un techo.

"¿Que qué pediría para salir de la calle?, una habitación digna. un sitio donde poder ducharse, dormir, si no no puedes ir al trabajo, tío. Un trabajo sin dónde descansar, como yo me he visto en el albergue, eso es deprimente, no puedes descansar, no puedes dormir".

"Como no sea con una habitación a ver como tiras tu con un curro. En la calle cuesta la misma vida"

La pregunta es la última de un cuestionario de treinta y tres, que grupos de voluntarios realizan estas noches a los sin hogar, que han hecho de Cádiz su hogar al raso. Motivos para encontrarse en la calle, recursos que utilizan, estado de salud, tiempo que llevan sin hogar...

"Lo hacemos para tener un diagnóstico concreto, en un momento concreto, para atinar con las políticas que tenemos que hacer con las personas sin hogar, e incluirlas en el censo. Si no están censados, no tienen acceso a los recursos sociales", explica Helena Fernández, concejala de servicios sociales de Cádiz.

Así que en medio de la noche, los voluntarios se adentran en las calles, buscando los refugios más probables. Algunos son muy jóvenes. Dos estudiantes de poco más de 14 años han acudido junto a sus profesoras en el instituto. "Antes tampoco les daba importancia", dice uno de los chavales. "Te dices, no, está ahí porque se lo ha buscado, pero cuando te cuentan la realidad de por qué están ahí dices, dios, ¿por eso estás aquí?",

"Normalmente, cuando alguien está en la calle es porque se le han derribado varios de los pilares básicos que todos tenemos en la vida"

Lo cuenta Nacho Gaztelu, un voluntario ya veterano. "Con uno que se le caiga normalmente cualquier persona suele recuperarse".

A Manuel lo encuentran en Santa Barbara. Doce años en la cárcel, dieciséis, dice, en la calle. Manuel tiene hasta una cama con sábanas y mantas que ha conseguido plantar en medio de la nada, en medio de la noche. No ve cómo salir de la calle. "Cuándo será eso, cuándo será eso", suspira. "Por ahora no veo salida ninguna, la verdad, y eso que en Cádiz hay muchísimas casas vacías. ¿Por qué no se abren esas casas?, por favor".

La pregunta, es la misma que se hacen un poco más allá Rosario y Salvador. Llevan treinta años juntos, los dos últimos en la calle. Un tendedero y una tienda de campaña son todas su pertenencias. Rodeada de esa desolación, Rosario aún tiene en la cabeza su próximo aniversario. "En enero hace treinta años, el 19 de enero".

Una casa, un empleo. Las palabras se repiten. Dos días de trabajo y ciento tres personas sin hogar censadas en Cádiz. En España hay cerca de cuarenta mil personas con historias como estas.