El estudio, titulado 'Prejuicio contra mujeres líderes: perspectivas desde un enfoque de preguntas indirectas' ha sido elaborado por los profesores Adrian Hoffmann y Jochen Musch, publicado en la revista Sexual Roles, de Springer y recogido por el portal especializado EurekAlert.
En su trabajo, estos profesores alemanes, dejan un primer dato que no sorprende a nadie: el 28 % de las mujeres y el 45 % de los hombres consideran que ellas están menos calificadas para los puestos de liderazgo.
Lo peor es que este es el resultado de cruzar sus opiniones cuando son preguntados de forma abierta y sus mismas respuestas cuando están convencidos de la confidencialidad de sus respuestas. En este segundo caso, el rechazo a la figura del liderazgo femenino aumenta pero lo hace mucho más en el caso de las respuestas femeninas que de las masculinas.
Cuando los entrevistados responde a preguntas directas, un 36 % de los varones y un 10 % de las mujeres se muestran contrarios al papel de liderazgo de ellas. Unos datos que se incrementan en ambos sexos cuando el método de encuesta garantiza la confidencialidad de las respuestas.
De esta forma, un 45 % de los hombres y un 28 % de las mujeres expresan opiniones contrarias a aceptar el liderazgo femenino en la sociedad. Lo más curioso de este dato es que mientra que el secreto hace que un 25 % más de los hombres reconozcan este prejuicio, en el caso de las mujeres, este porcentaje se dispara hasta el 180 % de aumento en contra de reconocer la capacidad femenina para asumir roles directivos en la sociedad.
La explicación científica
Según Adrian Hoffmann y Jochen Musch, las personas tienen más prejuicios contra las mujeres líderes de lo que las estadísticas podrían indicar debido a que las personas no son "honestas cuando se les pregunta directamente su opinión sobre preguntas socialmente sensibles porque prefieren dar respuestas que creen que serán aceptadas por otros".
Concluyen también que "los estereotipos de género y los prejuicios orientados hacia el género representan una seria amenaza para las carreras de las mujeres y facilitan el sesgo de género en el lugar de trabajo".
Para ambos estudiosos, "las mujeres son mucho más reacias que los hombres a expresar su prejuicio contra las mujeres líderes. Quizás porque las mujeres se sienten obligadas a solidarizarse con los miembros de su grupo".