En el peor momento de la sexta ola, millones de personas se autodiagnosticaron en casa con pruebas de antígenos para evitar saturar aún más los centros de salud. Pero sin diagnóstico oficial con PCR, no pueden obtener el certificado de recuperación para renovar el pasaporte covid que desde el 1 de febrero caduca a los nueve meses. Este problema burocrático ha dejado a mucha gente en un limbo para viajar.
Es el caso de Gemma Roi, que dio positivo en enero con un test de antígenos hecho en casa. Entonces, llamó al centro de salud y con la foto del resultado le dieron la baja. "Cuando entro en la aplicación me aparece que me dan la baja, pero no lo tienen en cuenta a la hora de sacarse el certificado covid", explica.
Al no tener PCR no le dan el certificado de recuperación y su pasaporte covid caduca, así que en el aire están unas vacaciones familiares. "La única solución es que o bien que me vacune aunque los expertos recomiendan a los cinco meses o bien que no pueda viajar", señala.
Ante situaciones así, Gemma no es la única que no sabe qué hacer. Sanidad señala que aunque esperar cinco meses es la recomendación, es posible recibir la tercera dosis con seguridad a las cuatro semanas. Sin embargo, algunos epidemiólogos difieren en esta estrategia.
"El hecho de que sea posible vacunarse no quiere decir que sea la mejor estrategia", señala Quique Bassat, epidemiólogo e investigador del Institud de Salud Global. La solución sería “un simple papel que certifique que esa persona está adecuadamente protegida".
De vacunarse tras haber pasado la enfermedad recientemente, “en algunas personas se puede producir una sobreestimulación no deseada”, advierte Alfredo Corell, catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid.
La persona, coinciden, está incluso mejor protegida tras la infección natural “y por más tiempo”. “Cuando te inmunizas de modo natural, estás enfrentándote al virus completo, no solo a una pieza”.
Por ello, algunos expertos cuestionan el pasaporte covid. “Tenemos alta población vacunada y que ha habido unas tasas de ómicron probablemente de la mitad de la población infectada. En este momento, su utilidad es prácticamente nula”, indica Corell.
Pero si se mantiene, plantean, “considerar la inmunización y no la vacunación” haciendo test de anticuerpos.