Haga la prueba. Ponga en su buscador la palabra “culo”. La primera entrada ya es "Sir porno gratis" y la segunda “Sexo anal XXX y el mejor porno”. ¿Se imaginan que uno de sus hijos busca esa palabra en Internet? No sería tan raro ¿no? Con un móvil en la mano las posibilidades son infinitas, con un simple clic ya están viendo porno.
El sexólogo Silberio Sáez cree que este acceso "sin filtro ni conciencia crítica a todo tipo de contenidos pornográficos está detrás, en su opinión, de los abusos sexuales entre menores y de comportamientos como el de La Manada”. Muestra su preocupación por una "percepción de la sexualidad basada en modelos patriarcales" en los que se reproducen "los patrones de dominación de los chicos y el sometimiento y la cosificación de las chicas".
La primera visualización de pornografía se suele producir a los ocho años según el último estudio de la Red Jóvenes e Inclusión Social y la Universitat de Illes Baleares elaborado en base a 2.500 encuestas. La edad media a la que los menores se inician en el consumo de la pornografía son los 10 años.
La investigadora sobre sexología Mónica Lario va más allá, asegura que la pornografía incita a la violencia. “El video más visto en una de las webs más visitadas en España es una violación explícita (la mujer sufre, llora y grita). Este video tiene el doble de visitas que el siguiente más visto. ¿Qué está pasando en la sociedad para que la gente quiera ver este tipo de imágenes?”, concluye Lario. Jorge Gutiérrez, director de desarrollo de Dale Una Vuelta, asociación que trata a adictos al porno y promueve una sexualidad asertiva y respetuosa, asegura que “hay una clara relación entre el consumo de pornografía y las conductas violentas. Puede que esto no sea la causa, hay otras más importantes, pero si existe relación".
El 81% de los jóvenes entre 13 y 18 años han observado material pornográfico en Internet como conducta habitual, según el director del Instituto Psicológico Desconecta, Marc Massip. Una investigación a nivel mundial publicada en la revista International Journal of Developmental and Educational Phychology afirma que el 90% de los niños y el 70% de las niñas de entre 13 y 14 años aseguran haber visto porno al menos una vez en el año anterior y un 35% añade que ve porno online “demasiadas veces como para contarlas”.
Marc Massip, trata a menores adictos al porno. “En lo que llevamos de año el acceso al porno en menores se ha duplicado. Cada vez vienen más menores al centro a tratar esta adicción”, asegura. Niños de 15 o 16 años adictos a la pornografía que llevan cinco años consumiendo porno. “Algunos han llegado a ver porno ocho horas al día y se masturban una media de cinco y ocho veces diarias. Pero estos son los casos más graves. Que un chico de 14 años vea una hora de porno al día, ya es una barbaridad”, dice Massip.
Uno de los pacientes de este centro, de 14 años, se ha gastado miles de euros de la visa de sus padres consumiendo pornografía. Dice que si un día no ve porno, su vida es una mierda. “Empiezan porque es algo prohibido, por curiosidad, por un amigo pero luego nadie les dice que eso no es real. Creen que forzar a una chica u ofrecer dinero es lo que hay que hacer. El 90% de las denuncias por violencia de sexo en grupo son de menores. No podemos consentir que los contenidos de sexo explícito en Internet se estén convirtiendo en la educación sexual del siglo XXI”, afirma Massip.
El móvil permite el acceso inmediato a material pornográfico, y esto ha llevado a su banalización. “Muchos menores tienden a pensar que si llegar al porno es tan fácil, significa que no será tan malo”, dice Mariola Moreno, psicóloga especialista en adolescentes. Los menores tienen una imagen distorsionada e irreal del sexo. Buscan información por curiosidad. “Es normal y no es malo. El problema es que tienen que asimilar esos contenidos con la mentalidad de niño y no están preparados”, asegura Moreno.
Son muchos los que buscan la información fuera por vergüenza a hablar con sus padres. Así que son los progenitores los que deben tomar la iniciativa y hablar con ellos. Sin juzgar, sin tabúes. “Hay que ver las señales. Por ejemplo, cuando tu hijo de 13 años no quiere ducharse no es que se haya vuelto un cochino. Es que está cambiando. Empieza a tener deseos sexuales, ve trasformaciones en su cuerpo y no sabe cómo afrontarlos. Le cuesta enfrentarse a su desnudez, por eso se vuelven menos higiénicos. Podría ser un buen momento para empezar a hablar”, dice Moreno.
Los expertos aseguran que hay que explicarles que una película porno, es una película (igual que una de miedo), que los actores están fingiendo. La pornografía reduce las relaciones sexuales a la genitalidad, centrada en el coito, en el tamaño de los miembros, en la duración y en una gimnasia sexual que no tienen nada que ver con la realidad. “Lo afectivo se anula por completo. Hay que hacer hincapié en que las mujeres normalmente no buscan un sexo violento. Y lo más importante, el sexo siempre debe ser consensuado por ambas partes”, explica Moreno. “Están aprendiendo sexualidad a través del porno y eso les condiciona a la hora de enfrentarse en sus relaciones de pareja porque intentan llevar a la práctica lo que han visto en la pornografía y la frustración es máxima”, explica Silverio Sáez, Codirector del Instituto de Sexología Amaltea de Zaragoza.
Se calcula que hay más de cuatro millones de sitios web sobre pornografía y la gran mayoría son de acceso gratuito. Se financian con la publicidad de artículos sexuales o a través de enlaces a páginas de prostitución. La página Pornhub (la segunda más visitada en España, la primera es Xvideos.com) tuvo en sólo un año alrededor de 35 millones de visualizaciones. Aquí ponen el acento los expertos. Tiene que haber leyes estatales que prohíban el acceso al porno a menores. “Si estas páginas no saben proteger quién entra y quién no, el Estado debe cerrarlas. No podemos tomarnos este tema a la ligera”, dice Massip.
El 85% de los jóvenes españoles de 15 y 16 años ha visto pornografía involuntariamente según el estudio Jóvenes y sexo en la red. Reacción ante la exposición involuntaria a material sexual publicado por la Universidad Jaume I. Uno de cada cuatro menores se ha encontrado con material pornográfico ilegal. Señala también la facilidad con la que los menores acceden a prácticas de riesgo online como quedar con desconocidos. El 16,3% de los chicos y el 9,3% de las chicas han compartido datos personales para quedar con un desconocido, según el informe. Además fomenta el sexting (envío de material pornográfico, fotos y vídeos, a través de móviles y ordenadores).