Después de haber recibido una alerta, la policía se presentó en la casa de una familia de Tyneside, en Inglaterra, para comprobar que vivían en las condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas. Nada más lejos de la realidad.
Según afirma Mirror, la casa estaba llena de moscas y de pelos de perro, había heces y basura por el suelo, ropa interior de hombre sucia y el desorden abundaba. La nevera estaba llena de comida podrida y con moho. Un policía afirmó que el olor a orina y a putrefacción inundaba la casa. Era un lugar insalubre.
Los profesores del colegio al que asisten los niños afirmaron que llevaban alrededor de dos años repletos de piojos. De hecho, cuando la policía los vio, estaban desaseados y efectivamente, estaban infestados de piojos y liendres. Además, debido al maltrato al que han sido sometidos, los niños han desarrollado dificultades en el aprendizaje y daños a largo plazo.
La madre de los niños aseguró a los agentes que visitaron su casa que la acababa de limpiar, a pesar de que estaba en pésimas condiciones. Por su parte, el padre reconoció que habían vivido entre basura durante los últimos seis meses. Después, ella afirmó que no podía recordar cuándo limpiaron el baño por última vez.
El juez ha decretado una pena de dos años de cárcel para los padres por negligencia infantil y también se les ha negado la custodia de los niños. A su vez, la policía les había llamado al atención por el estado de su casa años atrás, pero la pareja hizo caso omiso.
Ahora la mujer ha pedido una reducción de la condena alegando que estaba sumida en una fuerte depresión que le impidió lidiar con su trabajo, la casa y los niños. No obstante, ha sido en vano puesto que el juez la ha rechazado, apelando a que "el abandono había sido prolongado".