La nueva vida de Jordi C.: de policía local en Barcelona, a agente municipal en Cádiz

  • Lo que más ha sorprendido a Jordi, la calma con las que se toman las cosas en su nuevo destino

  • También la cercanía de sus compañeros y la de la población de Barbate

  • Habla catalán y castellano, pero tendrá que ponerse al día con el andaluz

Entre Vallirana, en el Baix Llobregat barcelonés, y Barbate, hay, ni más ni menos, 1141 kilómetros de carretera. Aquella, a veinticinco kilómetros de la capital catalana, en el interior del macizo del Garraf, es una localidad eminentemente residencial. Barbate, en la costa gaditana, vive, por el contrario de la pesca y el turismo . En una se habla catalán, en la otra andaluz. Parecen no tener nada en común, pero hay algo que las une, un policía local llamado Jordi C. De trabajar en Vallirana ha pasado a hacerlo en Barbate.

"Había tenido mi segundo hijo, vivía a mucha distancia de mi trabajo, así que hablé con mi regidor y con mis mandos y les comenté la necesidad de conciliar mi vida laboral y familiar viniéndome a Barbate, porque la familia de mi mujer es de aquí", explica Jordi, con una seriedad que dibuja una sonrisa en sus nuevos compañeros. "Había estado un par de veces veraneando y me gustaba la zona y la tranquilidad".

"Lo primero que me ha sorprendido, para bien, es la familiaridad que hay aquí entre los agentes, y entre estos y la gente en la calle. Es un trato muy cercano"

La solución fue una comisión de servicio. De una policía local a otra. Cambio de ciudad, cambio de clima, de compañeros de trabajo y de idioma. Foto con las autoridades municipales en su toma de posesión, y a patrullar por las nuevas calles. Su primer día, el 17 de junio. Su primer compañero de patrulla, Narciso.

"Lo primero que me ha sorprendido, para bien, es la familiaridad que hay aquí entre los agentes, y entre estos y la gente en la calle. Es un trato muy cercano", cuenta Jordi. "Yo estoy acostumbrado a un trato muy de `usted´. Allí es que somos a lo mejor de otro carácter, un poco más cerrados, menos extrovertidos".

"Te pide permiso, te habla de usted. Digo: no, yo soy un compañero, a mí no es necesario que me hables de usted, ni me pidas permiso", dice sonriendo Narciso. "Luego en la calle, también la forma de dirigirse a los agentes es distinta. Igual allí les dicen agente, aquí la gente te puede decir `oye´, `quillo´, no te hablan tanto de usted. A él esa proximidad le tira un poco. Yo le digo, no te preocupes que no te están hablando mal. No se allí, pero aquí empatizamos mucho con el ciudadano"

Le sorprende también esa forma de hablar rápida y concisa, en la que un `¡illo, eh!´ es un saludo, un `¡illo, illo! ¨un aviso para prestar atención a algo que está ocurriendo, y un `¡ìllo, illo, illo!´, un claro aviso de peligro. Jordi habla catalán y castellano. Acaba de descubrir que si no hablarlo, al menos deberá comprender el andaluz.

"Me está costando un poco, se habla rápido, se cortan palabras. Sobre todo por la emisora". reconoce Jordi. "Les voy preguntando a los compañeros lo que que han dicho desde la central, porque me cuesta. Voy diciendo: ¿qué?, ¿qué has dicho?, ¿me puedes repetir?".

"Los dos primeros días con la radio decía: ¿qué ha dicho?. Digo: ha dicho esto", cuenta Narciso. "Diciéndoselo poquito a poco pues ya lo va entendiendo, porque al principio no es fácil, y le costará un poquito cogerlo".

"Me he llevado una agradable sorpresa con la calma con la que se toman aquí las cosas"

Como también ya se está acostumbrando a un sentido del humor completamente diferente, y una forma de vivir mucho más sosegada que la que llevaba.

"Me he llevado una agradable sorpresa, frente a lo que estaba acostumbrado en Barcelona, con la calma con la que se toman aquí las cosas", confiesa el nuevo agente de Barbate. "Yo estaba acostumbrado a un tipo de estrés, a las prisas, y eso es quizás también de lo que más me ha chocado".

Es la nueva vida de Jordi C. Por el momento un año, que puede prorrogarse otro más. Pero si por él fuera, puede que esa vida, con otro uniforme, en otra ciudad, con otras costumbres, se convierta en definitiva.