Mañana de lunes junto al río San Pedro, en Puerto Real. El Katanga, un chiringuito a pie de la bahía de Cádiz, es pura tranquilidad. Una persona, que resulta ser su vigilante, se acomoda en una mesa alta en la terraza exterior. Es la calma que sigue a la tempestad. Porque aquí, hace poco menos de veinticuatro horas, en la madrugada del sábado, la escena que se encontraron los tres coches de policía municipal que rodearon el chiringuito, era bien distinta. Mucha gente, pocas mascarillas, poca distancia de separación.
"Se levanta Acta-Denuncia a un establecimiento por incumplimiento de las medidas de seguridad dispuestas por la Autoridad Sanitaria en prevención del contagio y propagación del COVID-19" cuenta la pagina de facebook policial. "Asimismo, ante el inminente riesgo para la salud pública provocada por la situación, se procedió al desalojo de la clientela y al cese cautelar de la actividad".
Y aquí vienen los números. Un centenar de personas dice la policía, que tomo fotos de la situación en el Katanga. Menos de 40 según su gerente. Todo depende de dónde se cuenten, porque hay un espacio interior, uno exterior, y una playa colindante.
"Había muchísima gente fuera", argumenta el gerente del Katanga, Jesús Gastardi. "Dentro no llegaban a cuarenta".
Pero ni el argumento, ni la escena, convencieron a los agentes. Gente bailando, intentando pedir en la barra. La policía inició el desalojo del local.
"La gente quería ir a la barra, porque es impaciente", relata Gastardi. "Por más que decíamos mire caballero siéntese, mire señorita no baile, mire caballero póngase la mascarilla, y claro entre cuatro que somos no había manera. Eso es lo que se encontró la policía".
Y lo que está reflejado en un acta, que puede acabar en una importante sanción. Mientras el procedimiento sigue su curso, el Facebook policial advierte: "Es responsabilidad de todos y debemos seguir dando ejemplo de civismo y compromiso para poder vencer esta pandemia, ya que situaciones de relajación, como la de esta madrugada, lo único que trae consigo, además de la posible propuesta de sanción, es un malestar innecesario y el rebrote de un virus que todos queremos erradicar".