Sarah Lindgren, una mujer de 61 años sin recursos, se vio en una situación tan desesperada que acudió a un supermercado a robar comida para poder dar de comer a sus hijos y nietos, de los que estaba a cargo después de haberse quedado viuda, según ha recogido La República.
El miembro de seguridad de la tienda la pilló y llamó a la policía, que acudió al instante. Al escuchar la situación de la mujer, el policía cambió su opinión sobre el robo. Fue consciente de la situación de necesidad que tenía, y decidió hacer un gesto que emocionó a la mujer: compró todos los alimentos necesarios para ella y su familia.
Los metió en el coche policial y llevó a la mujer hasta allí. La señora creía que iba a ser detenida, pero al ver el maletero lleno de alimentos se emocionó, lloró, y dio las gracias al hombre por el bonito gesto que tuvo con ella.