Miguel se acoda en la baranda, y observa la playa del Palmar como si le fuera desconocida. Hace calor, así que se protege con un sombrero de paja mientras observa que en la arena no hay más de una decena de personas. Lo nunca visto para un hombre que pronto cumplirá los setenta, y que vive en una de las playas gaditanas más concurridas.

"La playa así, sin gente, no la había visto en la vida" confiesa Miguel. "Bueno, cuando era un zagal. Entonces no había nada aquí, solo había carriles de arena, y había que venir por la playa andando".

La playa parece haber vuelto a esa época. Hay alguien paseando, alguien navegando con un kayak, tres pescadores con sus cañas y poco más. Si se cumplen las previsiones el próximo lunes estará permitido el baño. Un paraíso al alcance, ahora, de unos pocos, en una de las provincias favoritas para pasar las vacaciones. Un destino que el año pasado, en junio, registró casi un millón de pernoctaciones.

"Pensando de forma egoísta, me parece perfecto", reconoce un hombre que pasea a su perro. "Cada vez está esto más masificado. Supongo que con ahora habrá algo más de control, pero me temo que volverán a masificarse. A ver qué pasa".

"Ahora que no hay gente y se puede pescar, no hay pescado" dice uno los pescadores, que disfrutan de todo el espacio del mundo para lanzar sus cañas.

"Cuanto más mejor" añade uno de sus compañeros, "Por mí como si se pasa así todo el verano. Para los que vivimos al lado, esto es un lujazo".

La Junta de Andalucía pretende que las playas se abran al baño el próximo día 25. Si es así, todos los habitantes de la provincia podrán disfrutarlas en exclusiva hasta finales de junio. Es una alegría agridulce. Muchos dependen de que los turistas vengan. Por ejemplo, Paco El Betis que barre un mercadillo artesanal vacío de turistas y de artesanos. "Nosotros comemos del turismo, si no hay turismo, no hay negocio", dice Paco. Si ya pudiera venir gente de fuera llevaríamos dos semanas abiertos"

"Tener las playa sólo para nosotros es malísimo" añade Rafael, el dueño del mercadillo. "Ya tenemos la playa para nosotros en invierno, necesitamos a los turistas para poder sobrevivir".

Queda por ver si esa previsión de apertura para el próximo lunes se cumple. En Conil de la Frontera, a pocos kilómetros de El Palmar, no están tan seguros. Su ayuntamiento lo ve precipitado. "No es definitivo. Nosotros primamos la responsabilidad, y en ese sentido, pensamos que es mejor esperar para abrir con la tercera fase", argumenta su concejal de playas, David Tamayo. "Apelamos a esperar, pero si tenemos que abrir, abriremos".

Poco más de un par de días para saberlo. Si sale sí, un mes de baños por delante a solas, en unas playas objeto de deseo para el mundo entero.