La explicación que dan los agentes es clara: si se tuviesen este tipo de pistolas el hombre hoy podría haber sido detenido y no abatido, ya que habría sido reducido sin necesidad de ser disparado. Pero a pesar de que ya se ha implantado en Girona, el resto de Mossos no cuenta aún con pistolas eléctricas.
Eso sí, el uso de las pistolas Taser se implantará de manera progresiva en el resto de regiones policiales y su utilización se hará junto a una cámara personal que grabará la actuación de los agentes y a la posesión de un desfibrilador.
Fue el 6 de julio de 2016 cuando el Parlament aprobó el uso de este tipo de arma por parte de los Mossos. De esta forma, se conseguía así una histórica reivindicación de los mandos y sindicatos policiales, algo que ayudaría a reducir a atacantes en situaciones complejas, como el caso de la comisaría de Cornellá.
Concretamente, la cámara catalana, acordó que las pistolas eléctricas se pueden usar en situaciones de alto riesgo, contra personas violentas o que se encuentren alteradas, individuos bajo los efectos del alcohol o drogas y contra enfermos mentales.
Así, el Parlament aprobó la compra de 134 de estos dispositivos por una cantidad de algo más de 700.000 euros. También se adquirieron más 7.500 cartuchos, primero para las pertinentes pruebas y luego para su uso.
Pero, ¿cómo funcionan estas pistolas? Este vídeo a cámara lenta nos muestra su mecánica: cada disparo libera dos dardos que descargan en el cuerpo del sujeto que lo recibe 400 voltios con una intensidad de corriente eléctrica de 2,1 miliamperios.
La distancia de disparo del modelo que utilizan los Mossos y que podemos ver en el vídeo, el X26, llega hasta los 10 metros y libera también trozos de papel a modo de confeti con el número del cartucho para hacer un seguimiento de los disparos ilegales.