Keely Dellit perdió 20 kilos durante su último año de instituto, pero cuando se graduó, empezó a engordar otra vez. Se alimentaba tan solo de comida basura, ingería cuatro litros de refresco con gas al día y no era capaz de hacer ejercicio físico porque se cansaba muy rápido y le costaba respirar.
“Perdí 20 kilos en mi último año de escuela, pero al independizarme lo recuperé todo y más. No tenía motivación. Tuve problemas con la actividad física e incluso caminar desde el parking hasta el trabajo me dejaba sin aliento. Mi dieta consistía en comida rápida todos los días. Me podía comer un paquete de doce bollos de una sentada. Casi me rechazaron del hospital cuando estaba embarazada, ya que mi índice de masa corporal era demasiado alto y había riesgo”, cuenta la joven en declaraciones recogidas por Daily Mail.
Su peso empezó a afectar a su vida personal, ya que sentía que no estaba “viviendo todo su potencial”. Por eso, una vez nacido su tercer y último hijo, decidió mantener unos hábitos saludables y dejar atrás todas sus inseguridades. Se ha organizado para llevar una dieta mucho más sana y los resultados se han visto muy pronto.
“Me sentí atrapada en un cuerpo que pensé que nunca sería capaz de cambiar. Empecé a hacer un cambio por semana en la dieta, tiré toda la comida basura y la reemplacé por alimentos saludables. La primera semana, empecé a elegir opciones mejores dentro de la comida basura como pollo a la parrilla en vez de frito. Luego dejé la comida rápida y los resfrescos. Mi objetivo era comer alimentos sanos y evitar los procesados. Contar las calorías me hizo darme cuenta de todo lo que estaba comiendo en exceso”, explica Dellit.
Empezó a hacer una rutina de ejercicio con sus hijos. Los cogía en brazos y caminaba con ellos a cuestas. Primero solo duró un cuarto de hora, pero ahora camina hasta 20 kilómetros. También empezó a hacer entrenamientos en casa y 14 meses después, ha perdido 57 kilos.
“Cuanto más peso perdía y más en forma me ponía, más me enamoraba del ejercicio y comencé a tener una visión más positiva de la vida. Me convertí en una persona más feliz. Decidí unirme a un plan de entrenamiento al que voy todos los días y desde entonces he perdido otros nueve kilos. Me siento segura, fuerte, feliz y saludable”, explica la joven.