Son Luisa y Eva, madre e hija, fallecidas por las dentelladas de sus perros, dos dogos de burdeos, a los que habían criado desde cachorros. Solo un día antes del ataque, Luisa escribía un mensaje de apoyo a las razas peligrosas.
Pero ninguno de sus seis perros peligrosos tenian microchip, según fuentes de la investigación. Ni seguro, ni papeles. El Seprona sospecha de los dos dogos de burdeos que tienen cruce con otra raza potencialmente peligrosa: American Stanford. Los seis permanecen en este centro de Madrid.
Los cruces pueden aumentar la agresividad pero también la falta de socialización. Encerrarlos en casa y convertirlos en vigilantes de fincas y chalets causa muchos ataques, según los expertos.
Las parejas de Luisa y Eva son hermanos y, según fuentes del caso, tendrían antecedentes por riñas y lesiones. El dueño de los perros puede ser acusado de homicidio imprudente y negligencia grave.