"Me atravesó las costillas el pulmón y me rompí la clavícula en el lado derecho", explica la víctima Tex Harold Gilligan a ABC News. "Tenía un agujero enorme, ya sabes, y mucha sangre también", explicó Tex. "Pude ver la sangre y la sentí", añadió.
Gilligan, de 74 años, acabó con tres costillas rotas, un pulmón lesionado, una clavícula rota y tres perros muy agitados.
Todo empezó cuando Tex cargó su camioneta con su escopeta y sus tres perros - Charlie, Scooter y Cowboy-, se subió al asiento del conductor y se dirigió al desierto al oeste de Las Cruces para cazar conejos.
Charlie metió la pata en el gatillo de la pistola, atrapó el gatillo y disparó un tiro a su confiado dueño, que al principio pensó que un francotirador le había disparado desde lejos. "Pensé qué ha sido eso", explicó Tex. "Yo estaba allí, aislado, no había nadie alrededor".
Gilligan explicó que normalmente no lleva su teléfono móvil cuando está cazando, pero debido a las fuertes lluvias recientes, decidió llevarlo por si necesitara llamar a su hijo si se quedaba atrapado por la lluvia. Salió del camión y llamó al 911.
Los oficiales de Policía de la oficina del Sheriff del Condado de Doña Ana, la Policía Estatal de Nuevo México y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos respondieron y acudieron al lugar. Encontraron a Gilligan tendido junto a su camioneta con una herida de bala en el pecho.
La investigación hasta la fecha parece sugerir que Charlie, que viajaba en el asiento delantero de su camión, se resbaló y su pata se quedó atrapada en el gatillo de la escopeta.
"La escopeta quedó colocada en la camioneta con el cañón hacia arriba, hacia el señor Gilligan", indicó la portavoz del alguacil del condado de Doña Ana, Kelly Jameson, a ABC News. Tex dijo al sheriff al principio que accidentalmente se disparó a sí mismo. "La investigación se está manejando como un tiroteo accidental", indicó Jameson.
Gilligan fue trasladado a un hospital del área, donde los médicos determinaron que sería mejor dejar la bala dentro, por temor a dañar su pulmón perforado.
Tex mantiene un sano sentido del humor acerca de su experiencia. "Nunca pensé que esto sucedería", dijo Gilligan riendo. "Es una historia interesante: 'un perro dispara a un hombre'". Gilligan asegura que hace mucho que perdonó a Charlie. "[Charlie] no tenía la intención de hacerlo", dijo. "Es un buen perro".