A sus 90 años, José Pérez Ivars, conocido en toda Denia como Pepito El Pescador, recuerda como si fuera ayer, cuando delante de su casa tenía metros y metros de arena hasta llegar al mar. En la cartera lleva una foto en blanco y negro que lo demuestra.
La vivienda se construyó en 1928, “8 años antes del inicio de la Guerra Civil”, como él dice, aunque la compró años más tarde. “Yo necesitaba un sitio para tener todos mis utensilios de pesca y para secar las redes”, explica.
Como cabeza de familia, Pepito salía a pescar todos los días que el mar lo permitía. “Tenía una pequeña barca de 3 metros y la subía a un rulo para llevarla hasta el agua que estaba muy lejos, nada que ver con ahora que la tenemos encima”, asegura.
En todo este tiempo ha sido testigo directo de la degradación de la playa de Les Deveses (Denia), que hasta los años 70 y 80 conservó gran parte de la arena. “Aquí venían durante años de la fábrica Portland para coger arena y hacer cemento, hasta que por fin lo prohibieron”.
Nada que ver con el triste panorama que tiene ahora ante sus ojos. La borrasca Gloria y el devastador oleaje se comió la poca playa que quedaba y tiraba abajo varias viviendas de primera línea. En esta ocasión, su casa se ha salvado, gracias a que decidió reforzar los cimientos con piedra de cizalla y hormigón en 2017, después de que otro temporal derribara el porche y la terraza de la vivienda.
En los días posteriores a la tormenta, por Les Deveses han pasado numerosos representantes políticos y a todo el que le ha querido escuchar, le ha explicado cómo se ha ido degradando la zona. “Aquí hace años se hizo un plan para construir unas escolleras, pero eso lo tienen que decidir en Madrid y no hacen nada”, lamenta.
Pepito se enfada cuando escucha que la culpa es de los que construyeron sus casas encima del mar. “El problema ha sido que le hemos ido comiendo terreno al mar”. Recuerda como todo comenzó a cambiar con las ampliaciones de los puertos de Denia y de Gandía.
“Las corrientes han cambiado y hemos ido perdiendo arena”. Ahora contempla con preocupación el avance imparable del mar, que rompe a los pies de las viviendas. “En el próximo temporal, las casas se quedarán dentro del mar”. Pepito espera no tener que verlo, y que antes llegue una solución para salvar su playa.