Los dueños de Newman y Sebi son veganos. Y quieren que sus mascotas, dos perros también lo sean. Su veterinario confirma que están perfectamente. Comen legumbres y vegetales crudos y cocinados. Los expertos creen que, pese a todo, estamos ante una especie carnívora y más si hablamos de gatos y destacan que la humanización de las mascotas puede resultar un problema para estas en un futuro. Su caso, contado por Informativos Telecinco, refleja el auge de esta tendencia alimentaria que también empieza a llegar a los padres que siguen esta forma de vida y que desean que sus hijos también lo hagan. Incluso si son bebés. Aunque no hay datos específicos al respecto, sí que los pediatras reconocen que es una "corriente que va en aumento".
El veganismo, hábito alimenticio que, aunque minoritario aún, cobra cada vez más relevancia entre la población española constituyendo aproximadamente la escogida por un 7,8 % de los mayores de 18 años (más de 3,6 millones de personas en España) en las variantes veganas, según el informe Lantern.
No consumir productos de origen animal, ya sea por salud o por ética, está de moda. En el caso de los menores y bebés entramos en un terreno más complejo, donde los pediatras advierten de una corriente que presenta ciertos riesgos para los menores de dos años "si no se sigue una dieta pautada por especialistas" al desproveer a los mismos de diversos nutrientes esenciales que necesitan para crecer. Si se hace hay que hacerlo con asesoramiento y vigilancia.
Porque somos lo que comemos. El desarrollo del ser humano de manera adecuada debe comenzar desde la concienciación de la ingesta de alimentos en el mismo momento del embarazo, más aún, en el caso de una mujer vegana. Si la gestante sigue este tipo de planificación alimentaria, deberá suplir esas carencias con un “suplemento regular de vitamina B12 y yodo”.
El veganismo no es lo más recomendable para los menores de 24 meses. Es una apreciación del Dr. José Manuel Moreno Villares, coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría. Considera, que este debe ser el período más vigilado y que en en el mismo es vital el consumo de leche materna. El representante de la Asociación Española de Pediatría indica también que el empleo del veganismo en menores por debajo de dos años de edad supone un riesgo innecesario. Considera que “no es recomendable” ya que durante este período se necesita adquirir un mayor aporte proteico. “La trascendencia es mayor cuanto menor sea la edad del niño”, asegura el especialista, que ha tenido que formarse en este nueva modalidad nutritiva debido a su auge.
El experto deja claro también que los padres tienen que ser conscientes de que un niño “no decide sobre su alimentación hasta la adolescencia, ya que antes depende de la decisión de sus padres”. Se trata de un proceso de aprendizaje gradual, pero la capacidad de decisión como para otros ámbitos de la salud nunca es antes de los 12 años y después en función de su madurez, siendo la mayoría de edad sanitaria los 16 años.
Un informe reciente elaborado por la pediatra Martínez Biarge, actualizado en 2018 y titulado ‘Niños vegetarianos, ¿niños sanos?’ descubre las cuestiones relativas a la salubridad de este tipo de dietas cuando son empleadas en bebés y menores. A través de tablas, la especialista indica a los padres la cantidad diaria que deberán ingerir sus pequeños de cada alimento a través de raciones, ejemplos de preparación y comentarios útiles a tener en cuenta en la elaboración.
Del mismo modo, el documento señala la importancia de “comprobar que ninguna familia use sustitutos caseros de la leche materna o de la leche de fórmula". En ese sentido, el informe deja claro que "el uso de opciones vegetales no adaptadas, en ocasiones mezcladas con zumos o jugos de frutas y verduras, se han producido casos de desnutrición grave e incluso fallecimiento”. No es lo común, pero en casos extremos sucede por lo que hay que tomarse en serio lo que comemos. Y más cuando el cuerpo está aprendiendo como es el caso de los bebés.
"Más allá de estas particularidades a tener en cuenta, la frecuencia de anemia ferropénica es similar en las poblaciones de niños vegetarianos comparadas con las de no vegetarianos, aunque los niveles de depósito de hierro (ferritina) son más bajos en vegetarianos. Igualmente estos niños cuentan con menores niveles de Zinc, aunque tampoco por debajo de los límites considerados normales. En contraposición, los vegetarianos y veganos presentan un mejor estado antioxidante y un patrón lipídico más favorable en sangre que los niños que siguen la alimentación habitual.", asegura Biarge en un documento elaborado para la Asociación de Pediatría de Atención Primaria.
Biarge, de hecho, dedica gran tiempo a asesorar a los padres que desean que sus hijos sigan una dieta vegana y considera que estos niños están bien alimentados, crecen y se desarrollan perfectamente y están sanos. Lo hace a través de su blog (www.mipediatravegetariano.com ), y también con la publicación el año pasado de un libro destinado principalmente a las familias veganas (Mi Familia Vegana, publicado por Roca Editorial).
El rasgo común de identificación repetido en los padres que trasladan el hábito alimenticio vegano a sus hijos destaca que estamos ante personas que poseen formación universitaria, están informadas y concienciadas con la nutrición y, en muchas ocasiones, con la existencia de “un único hijo o una familia reducida”, indica el Dr. Moreno.
Hablamos de una madre de entre 20 a 35 años (este rango de edad es común en dos tercios de los casos), y que tiene su residencia en una ciudad con más de 100.000 habitantes en el 51,2% de los casos, según apunta la consultora Lantern. Famoso es el caso de David Román, que ya en 1999 crió a su hijo en el veganismo, pese a que los pediatras no se lo recomendaran. No cree Román, como declaraba en una entrevista en El Confidencial, que se deba a esperar a los 18 años para educar a un niño en su dieta. En su opinión llevando un control estricto de las necesidades del niño no tiene que haber problemas. Román fue consciente siempre de la necesidad de una dieta completa en legumbres, frutas, verduras, frutos secos y semillas. Y también en tomar suplementos de vitamina B12. De hecho, este precursor autoeditó un libro 'Niños veganos, felices y sanos' para exponer su experiencia.
La preocupación por el estado del medioambiente y el proceso en el que se ven implicadas diferentes especies animales, especialmente la porcina, ha hecho que la sociedad adquiera una mayor concienciación sobre las consecuencias de comer este tipo de alimentos para reducir el impacto. De ahí viene en parte el aumento de la necesidad de tener una vida saludable y ecológica que se asocia con el veganismo y lo vegetariano. Un dato refleja que no va a ser fácil que los cambios alimentarios y el no a la carne triunfen en países como España donde existen un mayor número de cerdos sacrificados que de residentes: 50,07 millones el año pasado, según los datos del Ministerio Para la Transición Ecológica, frente a los 46,57 millones de población española.
Los veganos defienden que su forma de alimentarse aporta un bienestar mayor en su organismo y unas mejores condiciones de vida al proporcionar su dieta beneficios como un nivel de colesterol más bajo, menor consumo de grasas saturadas, menor riesgo de contraer diabetes de tipo 2 o de tener afecciones cardiológicas. Curiosamente también se ha observado la adaptación del veganismo en mascotas, asunto que tampoco genera un grado alto de convicción en el sector veterinario.
No todos los países son igual de permisivos con esta libertad de alimentar a los hijos como uno quiera, dentro de unos límites. En Italia, líderes como Elvira Savino, miembro del partido Forza Italia, presentaron un proyecto de ley hace tres años para castigar, incluso con penas de cárcel, a aquellos padres que pretendiesen convertir a sus hijos menores en veganos. La propuesta que se lanzó a raíz del ingreso de dos menores de uno y dos años de edad en un centro hospitalario después de haber seguido una dieta vegana impuesta por sus progenitores.
Menú: el ABCD alimentario de un vegano
Legumbres, cereales, vegetales con y sin almidón, fruta de temporada, frutos secos, productos derivados de la soja, empleo de especies y condimentos son algunos de los elementos gastronómicos indispensables en la nevera de una persona vegana. Dieta que no reúne completamente las características proporcionadas por otros productos alimenticios como la carne, el pescado o los huevos y que son de “estricta necesidad” para el crecimiento óptimo de los menores, según apuntan los especialistas.
Una tendencia alimenticia estricta, en ocasiones, confundida con ser vegetariano, que implica la abstención de ciertos alimentos pero la inclusión, sin embargo, de otros que el veganismo no contempla como los huevos, leche y alimentos con hierro, y Omega3 entre otros.
También existen los lactovegetarianos, que incluyen leche y otros derivados lácteos, y los ovolactovegetarianos también huevo. Algunas familias se definen como flexitarianas, es decir que sobre una base vegetariana aceptan el consumo ocasional de algún producto de origen animal, en especial pescado.
Consumo de productos ricos en hierro a partir de los seis meses de vida, así como mantener la ingesta adecuada de alimentos con vitamina D y ácidos grasos esenciales es la “mayor garantía de que no existan carencias nutricionales”. En definitiva, el veganimos crece como una opción paternal sobre un tipo de alimentación acorde a su visión del mundo, pero los expertos son más puntillosos a la hora de hacerlo sin un control estrictos “en los años donde la alimentación es más importante para el crecimiento y desarrollo", es decir, "los dos primeros de vida, período en el que lo ideal es proporcionar una dieta variada en la que las hortalizas, las verduras, la fruta, la legumbre y el cereal -sobre todo integral- deben constituir la base, junto a la leche”, concluye el coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría.