Como cualquier carbohidrato, la pasta se absorve de la misma manera que el azúcar, por lo que el nivel de glucosa en sangre se eleva. Este rápido aumento sube igual de rápido que baja, provocándonos sensación de hambre al poco tiempo de haberlos consumido. Por otro lado, la fibra hace el efecto contrario. El nivel de azúcar en sangre se gradúa lentamente. Pero, ¿sería posible que la pasta crease el mismo efecto que la fibra?
Los expertos dicen sí. En una investigación de la Universidad de Surrey, en Reino Unido, afirmaron que al cocinar la pasta, y luego enfriarla, la estructura del alimento cambia al llamado "almidón resistente". Esto supone que el alimento se vuelve resistente a las enzimas de nuestro sistema digestivo capaces de liberar los niveles de glucosa en sangre y de procesar los hidratos de carbono. De este modo, el cuerpo tendrá una reacción parecida a la que se produce con la fibra.
En otro estudio de la Universidad de Oxford, Reino Unido, examinaron si esto solo ocurre con la temperatura de la pasta. Probaron con unos voluntarios que consumieron pasta fría, pasta recién hecha y pasta recalentada con el estómago vacío. Tras hacerles pruebas de sangre cada 15 minutos, concluyeron que la pasta recalentada se produce un incremento mucho menor en el nivel de glucosa, con una reducción de hasta el 50%.
“Una comida alta en carbohidratos puede transformarse en una más saludable, con fibra, sin necesidad de cambiar ni un solo ingrediente, únicamente la temperatura”, señala uno de los expertos a BBC Mundo.