Pasajeros borrachos en las alturas
Las turbulencias en un vuelo de París a Mallorca comenzaron antes del despegue con cinco pasajeros que viajaban con exceso de alcohol. Se resistieron a bajar del avión y uno de ellos se vino tan arriba que le dio un cabezazo al jefe de cabina. Los trabajadores de la compañía tuvieron que recurrir a la seguridad del aeropuerto para controlar al turista y el vuelo, tras seis horas de retraso, acabó cancelado. En el último año cerca del 40 por ciento de la tripulación o los pilotos han tenido problemas con pasajeros un tanto perjudicados. Los trabajadores de las aerolíneas siempre intentan que estas personas no suban a bordo pero, en ocasiones, se ven obligados a retrasar el vuelo hasta que consiguen desembarcar a los viajeros problemáticos o, incluso, a desviarlo. Los pasajeros conflictivos se exponen a multas y sus nombres pueden pasar a formar parte de la lista de personas no permitidas en la compañía. Medidas para cortarles las alas.