David, el presunto parricida de Beniel: "Obsesionado con su mujer e hijos", sin trabajo y sin dinero
"Tenía cáncer de hígado, esquizofrenia, depresión y vértigos"
Vagaba por las calles del pueblo observando los pasos de su expareja e hijos
David S.O, el parricida de Beniel (Murcia) que en la tarde del jueves mató a su hijo de 11 años y después se ahorcó estaba obsesionado con su ex pareja y con sus hijos, uno de los tantos vecinos conmocionados por el suceso asegura que "lo ha tenido que hacer por joder a la mujer. A él le daba igual todo. Parecía que podía quitarse la vida, como hizo uno de sus hermanos, pero nunca que podía matar a uno de sus hijos antes".
El asesino, que tenía una orden de alejamiento por malos tratos contra su mujer, seguía contando con un régimen de visitas para ver a su hijo menor -dos días a la semana durante dos horas-. Fue en una de estas visitas cuando cometió el crimen. "No es normal que no haya entregado ya al niño" esta fue la llamada de la madre del niño que alertaba a la policía de que algo no iba bien.
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Tras buscar al menor por las calles del pueblo, la policía entró a la que casa que había sido el domicilio familiar hasta hace dos años y allí se encontraron con la macabra escena. El menor estaba tendido sobre un charco de sangre con heridas de arma blanca y el padre se había ahorcado en la cocina.
"Por suerte, el mayor no vino a la casa. Porque yo creo que si está el mayor, también lo mata" relataba Francisco Javier, un ex compañero de trabajo del parricida a La Verdad de Murcia. Este mismo asegura que David no tenía dinero, se lo iba pidiendo a todo el mundo "a mi me pedía el móvil para llamar a sus hijos" y que últimamente estaba muy mal de salud "tenía cáncer de hígado, esquizofrenia, depresión y vértigos". Además varios vecinos relatan que se le veía "ido" vagando por el pueblo y siempre observando los movimientos que hacían su todavía mujer -se encontraban en trámites de divorcio- y sus hijos.
Últimamente estaba muy desmejorado, "iba siempre con la misma ropa y tenía las pupilas y las uñas amarillentas".
Francisco Javier, comenta que en alguna ocasión le había hablado mal de su suegra y que le tenía un cierto odio. Ahora, todos los familiares del pequeño, están destrozados, cabizbajos y entre lágrimas dicen que no se lo esperaban.
La madre de una niña que jugaba habitualmente con el menor asesinado lo recuerda como "un crío muy bueno, que no daba el menor problema", le encantaba jugar al fútbol y entrenaba con un equipo los lunes y miércoles.