La propietaria de un piso en Sevilla ha sufrido dos okupaciones desde que comenzara el estado de alarma, dejándola en la calle con su hija de 2 años.
Paola Mancilla, de 24 años, alquiló una habitación a una pareja al inicio de la cuarentena tras quedarse sin trabajo. Después de algunos violentos altercados con los nuevos inquilinos, decidió mudarse a otro piso, dejando todas sus pertenencias en su vivienda y denunciar a la pareja para que abandonasen su domicilio.
Los inquilinos prometieron abandonar el piso una vez acabase el estado de alarma. Cuando se fueron, Mancilla quiso cambiar la cerradura pero al llegar a su piso después de trabajar se encontró con otras personas viviendo en su casa. Dijeron que habían empezado a vivir allí ese día y que tenían contrato de alquiler hasta diciembre.
La joven ha vuelto a denunciar y el caso está ahora siendo investigado.