El documento nos deja unos datos escalofriantes sobre el perfil de los progenitores asesinos. Las madres matan a hijos de entre 0 y 6 años. En cambio, los padres asesinan a hijos adolescentes ó adultos.
En cuanto a la edad del homicida, la mayoría de las madres tiene menos de 40 años, mientras que los padres sobrepasan en la mayoria de los casos los 50.
Sobre las causas del filicidio las madres suelen sufrir trastornos psíquicos, entre los que sobresale el denominado "madres amantísimas". Estas mujeres encuentran en el suicidio la solución a sus problemas y como consideran que nadie puede cuidar a sus hijos si ella falta decide asesinarlos antes de quitarse la vida. En el caso de los padres suelen tener problemas con el alcohol o las drogas o el "síndrome de Medea", matar al hijo para herir al consorte.
La mayoría de las víctimas murió tras recibir una paliza, el 18,6 % fue abandonado. En el funesto ranking de métodos elegidos para asesinar a sus hijos esta el ahogarlos o emplear un arma de fuego o arma blanca. Le siguen los envenenamientos con fármacos y finalmente un porcentaje que ronda en 3 por ciento son arrojados por el bacón.
Tras cometer el crimen, casi el 80 % de los asesinos fue detenidos por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado frente al 2% que se entregó voluntariamente. Un 11,54% se suicidó y el 9,62% restante lo intentó.