Celia Barquín salió esa mañana temprano a entrenarse, pero en el hoyo ocho la mató Collin Daniel Richards, el hombre que "tenía el impulso de violar y matar". Así lo contó un conocido del acusado que posteriormente lo declaró a la Policía de Ames, en Estados Unidos donde la joven española vivía.
Pocos detalles han trascendido de la investigación, aunque ahora la Policía cree que la agresión sexual está detrás del asesinato de Celia Barquín, apuñalada varias veces en la cabeza, el cuello y el torso. Un ensañamiento que tratan de explicarse los investigadores, porque entre el mendigo de 22 años y Barquín no existía ningún tipo de vínculo, ni se conocían.
Tampoco descartan que Richards, con antecedentes penales por diferentes delitos, pudiera haber vigilado los rutinarios entrenamientos de Celia. El hombre vivía en una tienda de campaña en la zona rural aledaña al campo de golf y merodeaba por la zona cuando la Policía lo detuvo con la cara con arañazos recientes, prendas ensangrentadas y el cuchillo que habría utilizado para matar a Barquín.
Por su parte, su hermano ha asegurado que le gustaría que se recordara a la joven como "una luchadora, lo que siempre demostró, tanto en el deporte como fuera de él". Andrés Barquín, que hoy ha asistido al minuto de silencio que se ha convocado en Torrelavega en recuerdo de su hermana, también ha señalado que "se está viendo en todos los sitios, con mensajes de apoyo", que la joven era "muy querida".
Pena y desasosiego en la compañeras de Barquín
No solo sus padres, su hermano hablan de este dolor que no tiene palabras para expresarse. También hablan sus compañeras de la universidad de Iowa, donde estudiaba Celia Barquín, que no dan crédito a lo ocurrido.
Nunca habían tenido miedo de sufrir una agresión a plena luz del día y a pocos metros de donde se alojan. Ahora entre el dolor y el estupor saben que puede ocurrir.