El buque gallego Villa de Pitanxo ha sido el último en acrecentar la historia negra de las terribles aguas de Terranova, una gran isla en la costa noreste de Norteamérica y la parte más poblada de la provincia canadiense de Terranova y Labrador.

Un buen número de infortunios alimentan la leyenda de una zona a la que un solo hundimiento, el del Titanic, elevó a la categoría de mito.

En la primavera del año 1565, un ballenero bautizado con el nombre de San Juan partió del puerto de Pasajes (Guipúzcoa). Su historia se truncó en aguas del Atlántico Norte, en la costa de lo que años más tarde se denominaría Canadá. De esta tragedia no se supo nada hasta que, en 1978, un grupo de arqueólogos canadienses se toparon con el pecio del San Juan en Red Bay, localidad situada en la provincia de Terranova y Labrador. La excavación y la investigación exhaustiva de toda y cada una de las piezas del barco fueron un hito en el mundo de la arqueología subacuática. En los talleres de la institución Albaola, también guipuzcoana, se afanan en la construcción de una réplica.

El Titanic fue un transatlántico británico, el mayor barco de pasajeros del mundo al finalizar su construcción, que se hundió durante la noche del 14 y la madrugada del 15 de abril de 1912 durante su viaje inaugural desde Southampton (Inglaterra) a Nueva York (EEUU). El choque con un iceberg le dejó una brecha de unos 90 metros de largo en el flanco derecho del casco, por lo que no tardó ni tres horas en acabar hundido a 3.800 metros de profundidad en el mar de Terranova. De las 2.230 personas que viajaban a bordo (entre tripulación y pasajeros), solo sobrevivieron 709. Es quizá el barco más famoso de la historia y su memoria se mantiene muy viva gracias a numerosos libros, canciones, películas, exposiciones y memoriales.

Ocean Ranger era una móvil de perforación en alta mar semisumergible que se hundió en aguas canadienses el 15 de febrero de 1982. Estaba perforando un pozo de exploración en los Grandes Bancos de Terranova, 267 kilómetros al este de St. John's, cuando una fuerte tormenta provocó el hundimiento de la instalación con 84 tripulantes a bordo, cinco de ellos con pasaporte español. No hubo supervivientes.

Tan solo dos días después, muy cerca de donde se había producido el desastre del Ocean Ranger, un total de 33 marineros fallecían en el naufragio del carguero soviético Mejanik Tarasof, por culpa de los fuertes vientos, de hasta 130 kilómetros por hora, y unas olas que alcanzaron los 15 metros de altura. Cuatro personas fueron rescatadas con vida de este portacontenedores de más de 4.200 toneladas.

El Izarra I, un bacaladero vigués, naufragó en aguas de Terranova el 24 de marzo de 1992 a causa de una vía de agua. En este caso, afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas mortales, puesto que los 23 marineros, todos gallegos, fueron rescatados por el pesquero Arcay, del cual hablaremos a continuación. El entonces capitán del Izarra I, Ramón Miranda Vaqueiro, declaró a La Voz de Galicia que ese mar era "propicio" para que se dieran accidentes de ese tipo.

El rescatador se convirtió en rescatado. Y es que esta embarcación fue la encargada de salvar las vidas de los marineros que tripulaban el Izarra I. El 16 de febrero de 2003, el pesquero Arcay sufrió un accidente de características y ubicación similares al anterior naufragio. En este caso, fue una avería de las hélices del barco la que provocó el accidente. Sus 20 tripulantes pudieron salir con vida, esta vez gracias a la intervención de la Marina canadiense.

Antes del reciente naufragio del Villa de Pitanxo, el caso más actual de accidente marítimo en aguas de Terranova era el del Monte Galiñeiro. Esta embarcación se hundió el 22 de febrero de 2009, después de registrar dos explosiones y un incendio en la sala de máquinas. También en esta ocasión, los 22 tripulantes fueron capaces de escapar con vida, después de activar las alarmas y lanzarse a las balsas salvavidas. Más tarde, una embarcación de guardacostas los acabaría rescatando.