"No hay un momento en el que no piense en vuestra familia. He intentado de poner mis palabras en palabras para escribiros, pero las palabras jamás serán suficientes. Quiero pedir perdón. Cada mañana cuando me levanto sois en los primeros en los que pienso y en los primeros por los que rezo. No puedo imaginar el dolor y la tristeza y el vacío que he le ha causado a usted y su familia", señaló Pistorius dirigiéndose a la madre de Reeva Steenkamp.
Posteriormente, interrogada por su abogado, Barry Roux, el deportista paralímpico reconoció que está tomando "antidepresivos desde hace un año" y que todo lo sucedido le ha hecho "perder peso", además de sentir "el olor de la sangre" cada vez que se despierta y de sufrir "terribles pesadillas".
Sobre lo sucedido, el atleta se reafirmó en su inocencia. "Intentaba únicamente de proteger a Reeva, quiero que la gente sepa que yo la quería cuando ella se acostó aquella noche", confesó, en un intento de desmentir que hubieses problemas en la pareja.
De todos modos, Pistorius volvió a pasar momentos difíciles cuando la primera testigo de la defensa, la patóloga forense Jannie Botha, describió las múltiples heridas de bala que sufrió Steenkamp, un testimonio que le provocó sollozos y convulsiones como ya sucediese el mes pasado cuando el tribunal escuchó los detalles de la autopsia de Steenkamp y se revisaran las fotografías del cuarto de baño ensangrentado.