Su hábitat está muy lejos de nuestro territorio, en la tundra ártica. Por eso, para los más expertos y para los más curiosos el hecho de poder contemplar la belleza del llamado búho nival en nuestras tierras es algo tan insólito como sorprendente.
Con sus impactantes ojos amarillos, esta ave estrigiforme sin embargo se ha dejado ver recientemente en Cabo Peñas, Asturias, donde está causando gran entusiasmo.
El ejemplar observado se cree que procede del Canadá ártico y que ha podido llegar a la costa asturiana en barco, donde habría encontrado, entre los acantilados, un buen lugar para alimentarse.
Por eso, cientos de aficionados y expertos ornitólogos de toda España se han desplazado para verlo, aunque ayer se le perdió la pista. Ahora, se pide ayuda para poder encontrarlo, aunque llaman a no acercarse demasiado a él para no molestarle, en el hipotético caso de que le volviesen a ver.
Los que sí lo han podido verle han llegado a decir que llegaron a llorar de emoción.
“Es un acontecimiento”. “Es el búho de Harry Potter. Todo el mundo lo conoce por el búho de Harry Potter”. “No nos imaginábamos que iba a aparecer por aquí”, afirman quienes se han desplazado a la zona para ver al animal, habitante de Escandinavia y el norte de Canadá.
Para tratar de verlo, los más apasionados acudieron a cualquier hora y de todas partes: algunos ya estaban en marcha desde las tres de la mañana, y llegaron desde distintos puntos de la geografía española como Salamanca, Cádiz o Tarragona.
Nunca se había visto al búho nival en España, pero en los últimos días apareció uno en Santander muy débil. “Desgraciadamente se murió”. Otro fue visto en vuelo sobre Luanco, y ahora queda el ejemplar joven que varios expertos y aficionados pudieron ver; un ejemplar joven que “posiblemente nunca haya visto a un humano antes”, y de ahí su aparente indiferencia ante los flashes.
El encuentro provocó más que entusiasmo: “Casi la mitad de los presentes lloramos”, cuenta Daniel, guía ornitológico de fama mundial.
Desde el domingo ya nadie ha vuelto a ver al búho, y el experto sabe que aquel fue un momento seguramente irrrepetible: “Puede estar ya casi en cualquier sitio”.