El buque Open Arms ha atracado a última hora de esta noche en el puerto de la isla italiana de Lampedusa después de permanecer 20 días a la espera de trasladar a los casi cien inmigrantes que aún permanecían en su cubierta.
La arribada a puerto ha sido posible gracias a la orden del fiscal de Agrigento (Sicilia) y a pesar de la insistencia del ministro del Interior, Matteo Salvini en impedir a toda costa el desembarco de los rescatados en un puerto italiano.
La llegada a puerto y el desembarco de los inmigrantes para ser atendidos en el puerto ha dejado en un segundo plano la singladura de la patrullera española Audaz que a última hora de la tarde de hoy partía desde el puerto de Rota con destino a Lampedusa para trasladar a los inmigrantes hasta un puerto en las Balares.
El fundador de Proactiva Open Arms, Òscar Camps, ha asegurado este martes por la noche que la última misión del barco de rescate de la ONG que ha terminado ante la isla italiana de Lampedusa "ha sido la más difícil".
Ha asegurado que está "orgullosísimo" del trabajo del equipo de la nave, que ha estado más de 25 días en el mar trabajando y que a pesar de ser una plantilla pequeña atendió al principio a 160 personas rescatadas, ha explicado.
Ha indicado que han soportado situaciones de estrés y de violencia, y ha declarado: "Después de 65 misiones, esta misión ha sido la más difícil".
También ha criticado que les han aplicado una serie de leyes, decretos, presiones, vigilancia y cerco que les ha tenido "secuestrados" mientras otros migrantes llegaban a la isla.
Ha explicado que en los últimos tres días "han llegado a Italia 118 personas en tres embarcaciones diferentes" mientras los que había rescatado el 'Open Arms' seguían a bordo después de 16 días.
Además, ha explicado que con el Gobierno español se han comunicado "por los medios de comunicación y las redes sociales", y ha dicho que se han enterado muy tarde de las cosas.
La Fiscalía de Agrigento, en Sicilia, ordenaba horas después del ofrecimiento del Ejecutivo español el secuestro provisional del barco y el desembarco de las decenas de migrantes en tierras italianas. La decisión, tomada por el fiscal Luigi Patronaggio, llegaba después de comprobar las condiciones en las que viajaban los pasajeros.
Antes de llegar a la medianoche, el buque de rescate, en el que ya solo viajan 83 personas --otras tantas fueron evacuadas por distintas necesidades-- arribaba en el puerto de la isla italiana de Lampedusa. "Por fin, se acaba la pesadilla y las 83 personas a bordo recibirán asistencia inmediata en tierra", celebraban desde la ONG.
El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, había anticipado poco antes la posibilidad de que el fiscal tomase medidas, pero insistió en su defensa de la doctrina de "puertos cerrados" aunque le llegase la "enésima" denuncia en contra. Salvini ha asumido el "riesgo personal" al que se expone.