Un grupo formado por ocho compañeros de trabajo que habían participado el pasado sábado en el juego de azar de la lotería Tattslotto australiana ha ganado casi 4 millones de dólares, que al cambio equivaldrían a unos 2,4 millones de euros, y han acudido a su puesto de trabajo igualmente. La suerte les ha acompañado en esta ocasión repartiendo para cada jugador medio millón de dólares y aportando un 'plus' de tranquilidad a sus bolsillos que han sellado en el establecimiento de Point Cook, a las afueras de Melbourne (Australia). Algo que Aubrey Matthee, su propietario, también ha celebrado el hecho asegurando que fueron "los únicos" que repartieron el premio y que se trataba del primero que concedían de "categoría principal".
Estabilidad económica que, sin embargo, no ha frenado el que cada uno de los integrantes afortunados haya acudido a su puesto de trabajo un día después de conocer el resultado. "Disfrutamos de nuestro empleo y tenemos un buen grupo de compañeros en el trabajo, ¿por qué no íbamos a seguir trabajando?" No es raro, desde ese punto de vista, que nadie faltara el lunes a su puesto, ha indicado uno de los afortunados.
Los empleados han normalizado el hecho y actuando como cualquier otro día laboral a pesar de tener el cupón ganador en sus domicilios que respondía a la combinación ganadora: 5, 14, 21, 33, 35 y 42. Seis números que han brindado la "mayor de las alegrías" a cada participante y por el que recibirán 3.897.900 de dólares australianos, según Herald Sun.
Entre los premiados, que no han querido revelar su identidad por el momento, el líder del grupo ha indicado que él y algún compañero más llevaba "mucho tiempo jugando a los mismos números". Desde el momento de conocer la noticia, añade que la "emoción" es el sentimiento repetido desde entonces. "Revisé el boleto ayer por la tarde (domingo) y vi que habíamos ganado. Pensé que era el boleto más hermoso de la historia. ¡Qué maravilla!”, indica el portavoz de los ganadores.
Preguntado por el destino del premio, el afortunado ha señalado que no sabe "ni qué decir ni hacer" a consecuencia de ello. Una fortuna que "no podía haber llegado en mejor momento" al indicar que tenía que saldar determinados "agujeros", y que decidirá pasado un tiempo para reflexionar sobre ello.