Intentar parecerse a la imagen retocada que difundimos en redes sociales bien podría ser considerado un trastorno. De hecho, ya tiene nombre, ‘Dismorfia del Selfi’, y más de uno y de una ha pasado ya por el quirófano para conseguirlo.
A la obsesión por parecerse a actrices, celebrities o modelos y remediarlo en quirófano, hace tiempo se añade otra, esos filtros que alegran un día. Truquitos para las fotos que pueden quedarse en un juego o llevarnos al cirujano.
Pero hay un problema, “el paciente se hace su propia composición pensando que esa es la imagen que él quiere tener y la cirugía no está para eso"
Vivir atrapado en ese otro yo: "Los ideales de lo artificial y no querernos tal y como somos…eso más que estético, es una alteración emocional psicológica"
Cuando eso pasa, aseguran los expertos, "Ahí estamos nosotros para decir que no. Tiene que haber unas expectativas totalmente realistas", para no hacer algo que no tenga vuelta atrás.