Dos mil mujeres tienen que dar a luz, cada año en España, a un bebé muerto. Si eso ya es terrible, sumen el hecho de que en algunos hospitales esas mujeres están en la planta de maternidad, con otras madres y otros recién nacidos. Esto mismo le pasó a Beatriz que, embarazada de 41 semanas y tras una ecografía, le confirman las peores de las noticias: su hija no tiene latido y ha fallecido antes de nacer.
Tras este mazazo inicial, comienza la peor de las pesadillas. Un parto de 24 horas, natural tras ser inducido, y rodeada de otras madres con sus bebés. En el hospital, como ella misma denuncia, no le dan ayuda psicológica ni orientación.
Ahora, una de ellas encabeza una campaña en Change.org, donde ha conseguido más de 200.000 firmas, para pedirle al Ministerio de Sanidad que ponga en marcha un protocolo para no agravar el dolor de las madres que pierden a sus bebés antes de nacer.
En Holanda, Reino Unido e Irlanda, ya existen protocolos en los hospitales para casos como los de Beatriz.