Noche tranquila en un Madrid blindado por la Policía
Madrid se refuerza ante las vengazas de las bandas latinas: 514 agentes de Policía Nacional, 834 de Guardia Civil y en torno a 100 de la Policía Municipal
Las bandas latinas llevan años instalados en la capital, actúan cada vez con más crudeza y captan cada vez más adeptos.
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Agentes parando vehículos sospechosos, agentes cacheando en las plazas y discotecas y agentes pidiendo documentación y vigilando que nadie porte armas. Son solo tres de las decenas de controles aleatorios que se vieron anoche por todo Madrid.
Un refuerzo de más 514 agentes de Policía Nacional, 834 de Guardia Civil y en torno a 100 de la Policía Municipal para evitar las lamentables imágenes que hemos visto estos días, de violencia extrema, aunque según fuentes policiales, estas peleas, estos ajustes de cuentas de bandas latinas, se llevan produciendo desde hace años, por lo que aseguran, esos refuerzos en la vigilancia van a continuar. Por un lado se esperan venganza de la banda rival y por otro, más detenciones.
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Las bandas latinas actúan cada vez con más crudeza en Madrid
Las bandas latinas llevan años instalados en la capital, actúan cada vez con más crudeza y captan cada vez más adeptos. “Cuando los niños están en el parque jugando, en zonas deprimidas, a veces se han encontrado con mayores de 14, 15 años, que les invitan a jugar con ellos, que les dicen que los van a arropar o que van a ser sus hermanos mayores” nos cuenta Victoria Eugenia Castrillón, directora de la fundación de ayuda a colectivos deprimidos Alma Latina. "No precisamente les ofrecen entrar a la banda inmediatamente, porque tienen que hacer el trabajo. Los van sensibilizando, los van arropando, pero terminan en sus grupos acogidos pagando favores que no han cogidos. Es preocupante que estén solos en la calle sin unas herramientas que les permitan defenderse o detectar el peligro cuando lo tuvieran”.
Informativos Telecinco ha hablado además con un ex Latin King, que como es lógico no quiere revelar su verdadera identidad, y nos dice que “lo que intentan los chavales es buscar una salida a esa falta de atención en su casa, a ese vacío que llevan en su interior. Yo ingreso a los 16 años, y llego a salir porque no podía más, vivía con miedo constante, de día y de noche, no dormía bien, tenía pesadillas porque había hecho daño a mi familia, había hecho daño a mucha gente”. “Y luego como los han protegido, les piden una cuota semanal, que puede ser de 15 euros, hasta que van aumentando, depende de la inclusión que hagan en estos grupos”, apostilla Victoria.
Son un negocio muy rentable, solo el año pasado las bandas ganaron cerca 10 millones de euros con esas cuotas. Para evitar esa captación, en la capital existen asociaciones donde estos chicos buscan refugio, donde “escucharlos, darles amor y sacarlos de la calle y de la violencia. Todo para frenar la escalada de violencia.