Hace apenas dos cursos, en 2017, Bárbara observó detenidamente al vendedor del establecimiento de refrescos y helados próximo a su centro educativo en Crato (Brasil). Una estrecha relación hizo que la niña conociese la condición de analfabeto de Francisco Santana Filho, también como “Zezinho”. Él hombre no había podido aprender a leer ni escribir, algo que motivó a la niña a ayudarle en la labor empezando de cero.
Aprovechando los ratos libres durante el recreo o después de la jornada lectiva, Bárbara ejercía de maestra enseñando a leer y a escribir a este vendedor de helados en el patio del Colegio Diocesano.
Empezó enseñándole las letras individualmente, después los números y más a tarde a construir alguna palabra. Él asegura que la niña es su "maestra, además de una persona muy gentil y especial. A la hora de la salida, ella me enseña el alfabeto”, comenta Francisco.
Asimismo, los profesores de la alumna la califican como una niña "muy sensible y responsable, que aprovecha las clases que imparte para repasar las lecciones dadas en clase".
Una tarea un poco más compleja es la que depara a este dúo solidario, un tándem que ahora se prepara según Bárbara para "aprender Matemáticas el próximo curso". Una historia, que después de ser compartida en redes sociales por Nágela Maia, coordinadora pedagógica del colegio, ha robado el corazón a miles de usuarios.
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