Gabi Mann puede presumir de tener los amigos más peculiares del mundo. Su relación con los cuervos nació hace cuatro años, cuando a la pequeña se le cayó un trozo de su bocadillo y una de las aves se acercó para comérselo. Sus padres no podían imaginar que ese hecho, normal en cualquier parque en el que haya palomas, sería suficiente para comenzar una bonita amistad.
Cuando Gabi comprobo que el cuervo se acercó a ella al caerse el bocadillo, se le ocurrió la idea de ponerles un plato con comida en su jardín todos los días. La niña les deja frutos secos e incluso pienso para perros.
Pero eso no es todo: los cuervos, muy agradecidos, decidieron corresponder a Gabi con los regalos. Pendientes, tornillos, tuercas, clips, bombillas pequeñas, piedras brillantes... cualquier cosa que pueda transportar por ellos mismos se convierte en un regalo para la niña. Nada podía haber hecho más feliz a la pequeña, que guarda y clasifica cada uno de sus presentes como un tesoro: "Con estos detalles me están demostrando cuánto me quieren", dice contenta.
Pero esa amistad no queda en regalos. La madre se quedó estupefacta cuando comprobó que uno de los cuervos recuperó una lente de la cámara que había perdido días atras. El pájaro encontró la lente, la limpió en la fuente del jardín y la dejó allí. La familia pudo comprobar este hecho através de una cámara que tienen en el patio de la casa.
Así, se ha forjado una bonita amistad que, según la protagonista, durará siempre.